En todo este tiempo, desde que se declaró la contingencia sanitaria por la pandemia no habíamos visto un escenario tan gozoso como el de niñas y niños preguntar a quien para unas es objeto de admiración, incluso varonil, y para otros blanco de escarnio como el subsecretario Hugo López-Gatell.
Lúdico e ilustrativo, el ejercicio en el que ofreció una rueda de prensa en la que los protagonistas fueron niñas y niños que festejaban en medio del confinamiento su día, este 30 de abril, sin festivales ni tumultos o piñatas.
López-Gatell fue empático y por momentos se vio sorprendido frente a la imaginación, creatividad y desparpajo de quienes a través de la plataforma digital Zoom plantearon sus preguntas, audaces la mayoría de ellas.
Una niña de plano urgió al Subsecretario de Salud a resolver el problema de la pandemia que al corte de la noche de este jueves acumulaba 19 mil 224 casos confirmados y mil 859 muertos.
Escuchó López-Gatell a la niña decir que resolver el problema del virus en el país debe suceder a mas tardar el 7 de mayo, pues el 8 del mismo mes era su cumpleaños y la fiesta no puede esperar.
Otra pequeña preguntó con sentido común sobre el riesgo que contraen los murciélagos, ante la versión extendida en el mundo sobre esos rodadores como culpables de la pandemia. La pregunta tenía lógica, pues narró que en su casa había un árbol en el que anidaban murciélagos: ¿si me tocan me contagio?.
¿Vamos a usar caretas como los niños en China?, también se le preguntó.
Una más hizo la pregunta que que todo adulto, reportera o reportero y sociedad en general se ha planteado en la intimidad desde que vivimos el periodo de confinamiento: ¿Porque se llama Coronavirus?.
El médico especialista, servidor público y vocero del gabinete de Salud explicó las razones de la definición: visto desde una microscopio electrónico en un laboratorio, el virus asiático aparenta poseer una corona.
Las niñas y los niños tomaron anoche el micrófono, saltaron a la escena, fueron tomados en cuenta y colocados en una dimensión visible como debe suceder en toda sociedad que se respeta así mismo.
Los detractores del modelo de gobierno podrán decir misa, como usualmente sucede, pero el ejercicio con nuestras niñas y niños debería dejarnos un par de certezas, más allá de la arrogancia de los opinólogos, epidemiólogos de ocasión y los apologistas del desastre.
La madurez no siempre deriva de la edad de las personas y que el mundo podría ser hoy más habitable si todas y todos tuviéramos la capacidad de conducirnos con más decencia y sentido común como nos lo demostró la noche de este jueves ese cúmulo de niñas y niños que se llevaron la noche.