La presidenta del Partido Acción Nacional, Genoveva Huerta tuvo ayer un mal día. Como suele decirse en argot familiar: se levantó con el pie izquierdo.

Crítica feroz de todo lo que huela a la Cuarta Transformación, terminó por entregarse desde temprano, cuando no advirtió que su camioneta no circula en jueves y ahora lo sabe, pero ya tarde.

Por descuido personal o de su asistente, debió entregar su vehículo para ser llevado al corralón por incumplir el programa Hoy No Circula que para el jueves restringe automóviles que porten placas con terminación 1 y 2.

Es una suerte de paradoja, pues con denuedo ha descalificado el esquema impuesto para obligar al confinamiento en tiempo de pandemia, no por tener estudios técnicos, matemáticos ni ambientales, sino por formar parte del grupo irascible que ve en la descalificación metódica el instrumento para legitimar su condición opositora.

Más allá de la picaresca que ayer se desató por verla a la espera de una unidad de transporte público que la llevara a sus oficinas en Bugambilias, existe un expediente más de fondo: los descuidos en la arena política suelen tener consecuencias de más hondo calado.

De ello no se va a dar cuenta por una elemental razón: su conducta anómala desde que llegó a la dirigencia de la mano de sus protectores, ha dejado en el camino apoyos legítimos que podrían haberla arropado.

La víspera que el autor de la columna publicó sus intenciones por encontrarse con el prófugo huachicolero El Bukanas (Roberto de los Santos de Jesús), tuvo que recurrir a la argucia fácil de la descalificación y responsabilizar al gobierno de Puebla.

Un grupo importante de robots se sumaron a la estrategia en redes sociales, pero en esa misma proporción le hicieron vacío los liderazgos notables en ese partido, todas y todos con redes sociales a su disposición que le hicieron el vacío intencionado.

Salvo un par de legos en la esfera política que no merecen mayor espacio se pronunciaron, pero la dirigente panista está sola.

Es probable que detrás de estas líneas encuentre un patrocinador ajeno al interés periodístico, y no será extraño porque descalifica todo lo que le incomoda. Es imperativo subrayar el sino de la panista: perdió la confianza de los líderes auténticos, y no lo ha querido ver.

Es tan notorio que hasta hace unos meses no había sido invitada a las reuniones en las que se trabaja en la confección de una candidatura de unidad de Acción Nacional para la capital de Puebla en 2021.

Tal vez deba saber Genoveva Huerta que la bitácora de esas reuniones ha sido compartida a unos cuantos entre quienes figuran el autor de la Parabólica. Ver al gobierno emanado de Morena detrás de ello es demencial, pero cada quien escoge su propio diablo.