¿Se puede hacer política y trazar una estrategia electoral con un amparo bajo el brazo? Eso deberá responder la panista que sabedora que le pisan los talones decidió recurrir a la justicia federal a través del recurso de amparo 4224/2020 para saber si existe investigación penal en su contra.

Conforme avanza el tiempo se develan cada vez más elementos para suponer que el Partido Acción Nacional deberá pensar mejor su estrategia para pelear curules y presidencias municipales en Puebla en la elección de 2021.

Más que un activo con dotes opositores que generen confianza y certeza, instrumentos esenciales en la búsqueda del voto y confianza ciudadana. La actual dirigencia ya es un elemento tóxico y poco confiable que sólo ella y su pequeño grupo no ha querido ver.

Y es que cada vez queda más claro que Genoveva Huerta, la mujer que se encuentra al frente de ese partido en el territorio estatal, se encuentra debilitada hacia el interior y profundamente desgastada hacia fuera de las oficinas de la colonia Bugambilias.

La ausencia de legitimidad entre sus correligionarios por la forma en la que llegó a la dirigencia es muestra fiel de ello, aunque muchos de sus detractores sólo lo expresen en el ámbito de la discreción.

Si la política es tiempo y circunstancia, Genoveva Huerta es ejemplo de ello, le cambió el escenario de manera radical.

Desde el periodo en que el matrimonio Alonso Hidalgo-Moreno Valle se disponía a continuar al frente de las decisiones en el gobierno y del aparato partidista hasta ahora, el presente es radicalmente distinto.

Hacía fuera por la revelación cada vez más difícil de esconder por actividades como militante, legisladora y ahora como dirigente que mucho la acercan más a la asociación delictuosa.

La más reciente, su participación en una estructura que manejó dinero público para fines políticos y electorales que creó Eukid Castañón Herrera, acusado ante la ley de los delitos de extorsión, lavado de dinero y ahora amenazas en contra de una regidora de Atlixco de nombre Julieta Camacho.

La dirigencia nacional de su partido deberá comenzar a valorar la pertinencia de mantener a una mujer como Huerta Villegas.

Vinculada como está con un personaje que está lejos de ser perseguido político, como ya se autoproclamó, desde el tiempo en que comenzaron a operar para otros candidatos y gobernadores en el país, ha terminado por devaluar su presencia y discurso.

La búsqueda de canales de comunicación con líderes delincuenciales como El Bukanas o la protección mediática a sicarios de la sierra norte que servían a los fin de políticos del grupo la despojaron de la dignidad y solvencia moral para ser ariete de la Cuarta Transformación.

La existencia de una carpeta de investigación en la Fiscalía General del Estado por el presunto desvío de dinero público la colocará en un vulgar papel de haber sucumbido a las mundanas tentaciones de la avaricia, un pecado capital severamente castigado por la feligresía de la que tanto abreva la doctrina de Acción Nacional.