El director general del IMSS, Zoé Robledo, decidió romper con la premisa de “Quédate en Casa” y viajar a la Ciudad de Puebla para inaugurar, con bombo y platillo, un anexo médico con 38 camas para atender a pacientes Covid.

¿De verdad los funcionarios de la 4T no se pueden sustraer al confeti y la matraca y tienen que poner en riesgo a un centenar de personas para inaugurar el anexo, aunque sea en medio de la pandemia?

¿No podía Robledo informar de la apertura a través de un video, boletín o tuit?

Ciertamente, el traslado de 11 pacientes de Puebla a la Ciudad de México demostró que en la Angelópolis urgen camas y espacios hospitalarios del IMSS que permitan despresurizar los nosocomios de La Margarita y San José, por ello la apertura del anexo en la zona norte de la capital es una bocanada de oxígeno. La faramalla para su inauguración, no.

Como tampoco es necesario que el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, se traslade a Tuxtla Gutiérrez, Chiapas para desde allá, dictar una conferencia de prensa que durante más de 130 noches se ha realizado en Palacio Nacional.

Las acciones de los funcionarios lopezobradoristas nos remontan al PRI añejo, aquel de los tiempos en que AMLO llevaba en el pecho el escudo tricolor.

Con el arranque (disfrazado) de la campaña presidencial y la extradición de Emilio Lozoya, las cajas chinas que inventó la rancia política mexicana, vuelven a escena.

El CRIT y sus héroes silenciosos

Esta pandemia que pareciera que no va a terminar nunca, nos dejará un sin fin de historias. Unas dramáticas, otras tristes, algunas de desolación e impotencia; las cuales contrastarán con aquellas, que por su carga de nobleza, serán recordadas por quienes salieron airosos en su batalla contra el enemigo invisible, mejor conocido como Coronavirus.

Una de esas historias que valen la pena contar, la tenemos en el CRIT Puebla, en donde —por obvias razones— la atención a los beneficiarios no podía detenerse un solo día.

Por esa razón, la actividad sigue a todo vapor. Se han realizado 1053 asesorías a distancia, otorgando el reforzamiento de los tratamientos indicados por sus especialistas a través de programas de telerehabilitación.

Entre otros casos de atención, han resuelto dudas acerca del Covid- 19 y brindado atención psicológica a las familias de los usuarios; también se apoyó con orientación a más de 200 personas no usuarias, a través del teléfono 800 Teletón.

Durante el curso de la pandemia suceden cosas de las que la mayoría, en nuestro encierro, no nos enteramos.

Pero en esta contingencia de salud, abundan los héroes anónimos. El caso del CRIT no es la excepción y gracias a la entrega de sus trabajadores, además de los números de atención al Covid, también han realizado 926 encuestas biopsicosociales para conocer la situación de las familias que pertenecen a los programas del propio CRIT. En esa encuesta se valora la situación social para orientar y preparar el regreso al CRIT cuando los semáforos lo permitan.

Piensen en esto. Si hay gente desesperada por regresar a la actividad física, ya sean clubes, parques o gimnasios, ¿se imaginan lo que representa para los niños y las familias del CRIT retomar sus programas?

En ocasiones, nuestros dramas personales resultan ridículos cuando pensamos en los problemas de otras personas.

Así pues, cada vez que escuche el término de actividades esenciales, piense que además de los hospitales, existen tareas como la del CRIT que a través de una silenciosa pero ardua labor, mantienen la atención de quienes no pueden detener sus terapias.

Y así como el del CRIT, existen innumerables casos de compromiso con los poblanos. Seamos solidarios y valoremos su esfuerzo y trabajo.