La avenida Juárez y el monumento al Caballito en la Ciudad de México nuevamente fueron escenario de pasiones políticas.

Este sábado y domingo los integrantes del Frente Nacional Anti-AMLO (Frenaaa) bloquearon algunas de las calles que en 2006, López Obrador tomó para exigir el voto x voto.

Con casas de campaña, pero sin propaganda ni templetes como hace 14 años, los integrantes de los colectivos sostuvieron que el plantón iniciado la tarde-noche del sábado continuará hasta que la policía capitalina les permita el acceso al zócalo, para exigir ahí la renuncia de López Obrador.

La medida, aunque simbólica, no mermó el ánimo del presidente, por el contrario le dio herramientas para revivir sus años de gloria cuando los stickers del “presidente legítimo” inundaban las carpas colocadas desde Chapultepec hasta el Zócalo por toda la avenida Reforma.

Pero el plantón “fifí” representa algo que el propio presidente no ha querido ver. Existe, contra lo que él piense, un amplio sector de mexicanos que están dispuestos a dejar las protestas en vehículos y pasar a la acción, como se demostró este fin de semana.

La colocación de casas de campaña, todas del mismo modelo, no sólo es una postal colorida que nuevamente lacera la economía de los comercios, restaurantes y hoteles ubicados en la céntrica zona de la capital del país; es también la muestra de que detrás de esta movilización hay una organización y de paso, financiamiento, dos ingredientes que también estuvieron presentes en el plantón de 2006.

Entonces como ahora se debería transparentar, ¿Quién financió/paga los gastos de las movilizaciones?

Es cierto que la protesta de AMLO cuando perdió la elección frente a Felipe Calderón tenía un ingrediente que no se ve en la reciente movilización, el acarreo de fanáticos o de gente pobre que asistió a pasar las noches de lluvia y frio en pleno Paseo de la Reforma. Los tiempos han cambiado y la posición del presidente también y aunque este fin de semana tomó de muy buen humor la protesta, habrá que ver hasta dónde resiste la presión de los empresarios, las críticas de la prensa y los señalamientos sociales.

Quizá, sin saberlo y sin quererlo, Frenaaa está fortaleciendo aún más la imagen de caudillo y mesías que tanto le gusta presumir a nuestro tlatoani.

Sin madre

Uno pensaría que después de la exhibida a nivel nacional que René Bejarano, el señor de las ligas, tuvo por recibir fajos de billetes, lo último que quisiera es revivir los bochornosos momentos.

Sin embargo, el político purificado por AMLO, decidió utilizar su experiencia para hacer un seminario titulado “Consecuencias de los Vídeo Escándalos”. Los comentarios de los viewers en YouTube son imperdibles pues soltaron frases como: “Todo un experto en el tema”, “Extraído de su premiada autobiografía: ‘Cómo ser un Corrupto, sin morir en el intento’", “Te faltó invitar a Pío”, “Un buen consejo de Bejarano sería que les hiciera hincapié en que lleven sus propias ligas o al menos lleven sobres amarillos con su respectiva libreta para apuntar quien aportó”, etcétera.

En el colmo del cinismo y para darle mayor difusión a su ponencia, decidió compartir en sus redes sociales la liga de su participación.

El chiste se cuenta solo.