Luego que este domingo circulara mi videocoluma Zona Zero, en donde lancé un reto a la presidente municipal de Puebla, Claudia Rivera, no faltó quien decidió llevar a la misma plataforma que ella validó, una petición de firmas para que renuncie de manera definitiva a su cargo.
El reto que lancé es claro y puntual. Si se juntan 220 mil firmas en change.org —las cuales representarían el triple de las que ella aceptó como válidas para someter a votación la prohibición de las corridas de toros—, Claudia solicitará licencia permanente a la alcaldía.
Ahora que si por alguna razón no alcanzáramos a juntar esas firmas, los propios taurinos nos comprometemos a promover e impulsar que el Cabildo le apruebe su petición para prohibir la fiesta de los toros.
Aunque hasta el cierre de esta columna no he tenido respuesta por parte de la presidente —seguramente porque anda en sus tareas para buscar la candidatura y la reelección—, confío en que acepte el reto, ya que se está realizando con las mismas reglas con las que ella sustenta sus decisiones de gobierno.
“La ciudad de Puebla vive el peor momento en muchos años. La alcaldesa Claudia Rivera ha dejado a los poblanos en el abandono. La inseguridad está peor que nunca. El centro histórico infestado de ambulantes. Los servicios de alumbrado, basura, pavimentación y bacheo no existen. Los giros negros protegidos por el municipio… Si estás de acuerdo en exigir la renuncia inmediata e irrevocable de la presidenta municipal firma esta petición”, señala el texto que comenzó a circular la noche de este domingo en la plataforma change.org bajo la invitación de un ciudadano de nombre Luis Carpintero.
Y aunque mi idea era subir la petición de firmas hasta que la alcaldesa me respondiera el reto, ya se me adelantaron y la consulta está abierta.
Yo mientras tanto, esperaré paciente la respuesta de Claudia Rivera.
La Dama de la “doble identidad”
Entre más se acercan los tiempos de definición para la alcaldía de Tehuacán, el hambre del poder crece entre los políticos y empresarios de la región. En este escenario, doña Olga Lucía Romero Garci-Crespo u Olga Lucía Caballero Garci-Crespo no es la excepción, por lo que no sería extraño que por esa ambición, cometa errores que le podrían costar incluso su libertad.
Veamos. Resulta que en estos tiempos de definición de candidatos, empiezan a salir a la luz pública una serie de denuncias y señalamientos en contra de La Dama de la “doble identidad”.
La doble identidad proviene de una larga historia familiar que la ha llevado a cambiar su apellido para pelear la gerencia de Doña Socorrito Romero.
Pero esa, esa es otra historia.
La hoy diputada local, obtuvo su registro a la diputación local por Tehuacán para el periodo 2018-2021 de Puebla representando a Morena; teniendo duplicidad de identidad. Grave error del IEE dejar pasar en estas condiciones la verificación de los datos de los aspirantes.
Hay una denuncia interpuesta en contra de la legisladora por parte del director del OOSAPAT (Organismo Operador de Saneamiento y Agua Potable de Tehuacán), Jaime Barbosa Puertos, ante la SIEDO nada más y nada menos que por enriquecimiento ilícito y otros delitos de alto impacto como extorsión, trata de personas, fraude agravado, corrupción, usurpación de identidad ante una instancia política como el Instituto Estatal Electoral (IEE).
Al amparo de su protección como diputada local, Romero Garci-Crespo hizo hasta lo imposible para que David Cid quedara en su momento como Presidente Municipal interino de Cañada Morelos acusado hoy de corrupción, bajo la asesoría de Armando Zavaleta, esposo de doña Olga.
Por si fuera poco, el cargo de Presidenta de la Comisión Inspectora de la Auditoría Superior del Estado (ASE) se dice ha servido para que Olga Lucía Romero pueda negociar las cuentas y sobre todo las candidaturas de varios aspirantes a presidentes municipales, pero lo más importante, las reelecciones de varios de ellos.
Sobra decir que su ambición política y personal la han llevado a buscar la alcaldía de Tehuacán, argumentando que ella es la persona más poderosa de esa región.
¿Quitará el dedo del renglón?
Veremos y diremos.