Aunque se ha cansado de acusar el uso clientelar de los programas sociales por parte de los partidos políticos, Andrés Manuel López Obrador no es igual a ellos, es peor.
Tanto criticó, y hasta hizo historia con la famosa frase del frijol con gorgojo, y ahora es el máster de las dádivas electoreras.
Ayer en uno de sus mítines, leyó —cosa inusual en sus discursos—, el anuncio sobre nuevos beneficios para los abuelitos. En resumen, anunció, con su crónico cinismo, que la pensión del Bienestar se comenzará a entregar a los 65 años, como sucedía antes de que él fuera presidente; y que se duplicará el monto que hoy perciben los adultos mayores.
Se necesita ser caradura para presumir el regreso de un beneficio que él modificó. Nadie más que Andrés Manuel es el responsable de que hace dos años se aumentara a 68 años el derecho a la mesada por vejez.
Por supuesto que no estamos en contra de que las personas más grandes de nuestra sociedad cuenten con programas de apoyo social, lo que es a todas luces criticable es que se anuncie con bombo y platillo en marzo, aunque este en realidad comenzará a pagarse en julio.
Y si será hasta julio cuando se empiece a depositar a los adultos de entre 65 y 68 años, ¿por qué anunciarlo en marzo?
La respuesta es tan obvia como ofensiva: en julio ya habría pasado la elección.
Adicionalmente, un tema del que poco se ha hablado es que además de los aumentos a gasolina, gas y electricidad, sumados estos días, los incrementos a las pensiones, generarán una inflación.
Porque es claro que los precios de productos y servicios están subiendo sin que ningún experto se atreva a calcular la inflación para este 2021.
En resumen, nuestros viejitos en 2024 podrán comprar, con su pensión duplicada, lo mismo o menos de lo que hoy adquieren.
Pero ese tema es un debate para el cual los amantes del lopezobradorismo no están preparados, porque en su rol no se incluye pensar; sólo deben aplaudir como focas los anuncios de su líder.
Mientras tanto, quienes reciben una pensión después de trabajar y cotizar por años en el IMSS o el ISSSTE han visto recortes brutales, de casi la mitad de su percepción mensual, luego de que se cambió el tabulador de Salarios Mínimos a UMAs.
Así la incongruencia de Andrés Manuel.
¡Bonita fregadera!
Su tómbola engaña bobos
El viernes pasado Morena realizó un sorteo más de los muchos que ha llevado a cabo para seleccionar a quienes completarán las listas de candidatos a diputados federales plurinominales.
Una tomada de pelo por donde se le mire.
Hay quienes defienden que “así ha sido siempre” y sí, es verdad, tan verdad que por esas famosas tómbolas en el país tenemos representantes y gobernantes que sería preferible no mencionar, porque para ser político se requieren cualidades que el sorteo no evalúa.
La otra mentira de este sorteo es que sólo se “entregan” los lugares de la lista que ya no tiene la más mínima posibilidad de entrar.
Es muy simple, estos embaucadores se reservaron los 10 primeros lugares de la lista plurinominal, que son los que ya tienen casi garantizada su curul en San Lázaro, para los que elija el dedito de “ya saben quien”.
Los sitios 16 y 23, que fue donde se ubicaron los dos regidores poblanos, realmente tienen nulas posibilidades de colocarse, para ser claros, lo de la tómbola es una simulación, una mentira más de la 4T.
Una auténtica vacilada.
Morena, un peligroso pantano
El Consejo Estatal de Morena ayer sesionó. Al margen de que esa reunión puede o no ser impugnada, llaman la atención los resolutivos a los que se llegó.
En resumen, mocharon cabezas. Comenzaron por destituir a Edgar Garmendia de los Santos como secretario General, a Saúl Papaqui como presidente estatal del partido y desconocieron al delegado del CEN, Carlos Evangelista Aniceto.
El tema, que nuevamente enfrentará a las diferentes fracciones del partido de AMLO es de pronóstico reservado, aunque los participantes de esta sesión juran que esta batalla ya la ganaron.
La realidad es que el lodazal en Morena es de las proporciones de un pantano amazónico, en donde entre más se mueven, más se hunden.