Aunque la decisión es impugnable y muy seguramente el tribunal resucite al elegido por “ya saben quien”, lo cierto es que la determinación del Consejo General del INE fue altamente celebrada por las colectivas feministas y también por muchas personas que sin estar inmersas en el activismo, vieron una veta de independencia, un alto a los caprichos de Andrés Manuel.
Con siete votos a favor y cuatro en contra —en lo particular— se le negó la candidatura al gobierno de Guerrero por Morena al autodenominado “Toro”, quien tiene sobre sí señalamientos por acoso sexual y al menos dos denuncias penales por violación.
La razón del Instituto Nacional Electoral nada tiene que ver con la violencia contra las mujeres; aunque se haya realizado coincidentemente en el Día Naranja, el tema es meramente burocrático.
Salgado Macedonio, en su soberbia, consideró que no era necesario cumplir con los trámites, requisitos y la documentación fiscal que el INE exige a todas y todos los aspirantes. En concreto, el delfín de AMLO simplemente le hizo el feo a la transparencia y no entregó sus gastos de precampaña.
Y antes de que los pejezombies digan que la determinación del INE es un atentado más contra la 4T, les recuerdo que fue su propio líder, López Obrador, quien recientemente suscribió un acuerdo para “respetar la ley” en este proceso electoral.
Las cosas como son, si no cumples con los requisitos, en un trabajo, en la escuela o en cualquier concurso, simplemente no pasas a la siguiente fase y punto.
El INE y sus consejeros realizaron, lo que los propios morenistas, esos que se presumen diferentes y tan de izquierda, no pudieron o no quisieron hacer: evitar que un violador sea gobernador.
Llegamos a 200 mil
¿Cuántos muertos por coronavirus en México habremos de contar antes de que el gobierno federal decida reencauzar el camino?
No lo sé.
Lo único que tengo claro es que nuevamente el discurso tibio, timorato y ambiguo que ha lanzado Hugo López-Gatell en sus últimas conferencias dará pretexto para que cientos de mexicanos irresponsables utilicen estos días de asueto para visitar las playas, ir a pueblos mágicos, se reúnan a beber u organicen bailes.
Esta inconsciencia, sumada a los actos de campañas —oficiales o disfrazados— serán la causante de la temida tercera ola.
Yo les invito, mis atentos lectores, a reflexionar, a ponernos por unos instantes en los zapatos de los médicos que llevan más de un año laborando jornadas dobles o atendiendo en las unidades de cuidados intensivos a quienes se han contagiado con el virus. Es verdad que estamos cansados de estar en casa, pero nos sentiremos mucho más agobiados si por desgracia nos infectamos.