Lo que aquí le voy a comentar parece arrancado de un chiste de humor negro, pero que de verdad sucedió.
Todo inició a partir de una reunión que a puerta cerrada tuvieron el presidente municipal de Acatzingo, su regidora de gobernación y el director de Seguridad Pública.
El tema fue la corrupción que existe en las filas de la Policía Municipal y el compromiso de muchos de estos con los grupos criminales que a sangre y fuego se pelean esa plaza y con determinación quieren poner un alto total a este problema.
Así las cosas, primero reunieron a un grupo de policías municipales, que terminaban su turno y les informaron sobre la preocupación de que muchos de ellos se habían puesto en renta con la mafia, por lo que les iban a poner una prueba.
Los funcionarios tenían en su poder un teléfono que le había sido decomisado a un sujeto que pertenece a una banda de ladrones de vehículos y que entre sus mensajes de WhatsApp aparecía uno que les daba informes de las actividades de la policía, desde los puntos donde se encontraban, hasta los operativos que realizaban.
Entonces, les dijeron que iban a marcar ese número para saber a quién le pertenecía, entonces al marcar el número, uno de los celulares de los policías ahí formados comenzó a sonar.
El número pertenecía al oficial Evaristo “N”, quien no pudo decir nada al ser descubierto.
Pero no fue despedido ni presentado ante la Fiscalía General del Estado (FGE), sino que le pidieron una disculpa y lo dejaron seguir trabajando.
El oficial Evaristo “N”, se trata del ahijado del presidente municipal, quien fue el que lo recomendó para que estuviera en la corporación y no faltó quien se acordó que ese oficial ni siquiera había pasado su examen de confianza.
Y por las mismas, sin examen de confianza, se encuentran al menos cinco elementos más, y que junto con otros existen sospechas que están coludidos con el crimen organizado.
Y también resulta que los policías que sí tienen su examen de confianza aprobado y que realizan bien su trabajo, los tienen en otras actividades administrativas, para que “no les den problemas”.
Y, así las cosas, la reunión de policías terminó y todo sigue igual.
Una inseguridad desmedida en Acatzingo, además de una policía comprometida con el crimen organizado.
Nos vemos cuando nos veamos