Se llama Cesar Daniel Rojas Hernández, es un elemento en activo de la Policía Estatal Preventiva (PEP), quien al parecer le rinde cuentas a un mando con el apodo “Jocsan”, a cargo de la Subdirección de Planeación de la Policía Estatal.
Rojas Hernández ostenta una identificación que dice se trata de un “escolta”, pero que él mismo asegura está adscrito a la Ayudantía General.
Reportes y denuncias del personal de la Policía Estatal y Municipal, lo ubican como uno de los integrantes, por no decir el principal o jefe de un grupo de uniformados que se dedican al narcomenudeo y tienen su centro de operaciones en el Sur de la Ciudad de Puebla.
Daniel y su grupo se dedican a la detención de vendedores de droga al menudeo a quienes, además de decomisar su mercancía, dinero y todos sus valores, (se meten a sus casas y las saquean), además los obligan a vender drogas para ellos.
Nuestro personaje, que opera con al menos 15 narcotiendas al Sur de la capital, además de vender protección a otras bandas de otros puntos, así como de robo de hidrocarburos, gas LP, tiene un grupo al que llama de “inteligencia”, que solo le sirve para reclutar más vendedores y a la desarticulación de bandas rivales.
Este policía quiere ser “el número uno”, durante el mando de Raciel López Salazar, en su carácter de secretario de Seguridad Pública, a cada uno de sus mandos le regaló un reloj de lujo adaptado, cuando los metió en su nómina personal, en la cual paga cuantiosas sumas como protección.
Se trata de un mal policía que en las filas de la corporación tiene una banda que se dedica a delitos de alto impacto y que utilizan vehículos oficiales y peculiares para hacer las “labores de inteligencia”, para levantar y amenazar a la competencia y a quienes se atreven a denunciarlo.
Son muchas las quejas en contra de este policía, quien dice ser hasta compadre del jefe más alto de la policía y que presume tener todo el poder para controlar una plaza del crimen organizado.
Nos vemos cuando nos veamos