Ahora que arrecia la guerra intestina en Morena entre Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum como parte de la elección presidencial de 2024, ambos personajes están usando sus armas para desarticular a su rival.

Nada que no hayamos visto en otros sexenio. La lucha más reciente fue escenificada por Luis Videgaray Caso y Miguel Ángel Osorio Chong, con el resultado de todos conocido, en el que ninguno fue “el candidato” y terminaron perdiendo como grupo político la silla presidencial.

Regresando a los suspirantes morenos, ahora la versión sobre la garganta profunda que filtró la información al New York Times para documentar el reportaje de primera plana en el que involucran al canciller como uno de los principales responsables de la tragedia en la Línea 12 del Metro, apunta de manera directa a Claudia Sheinbaum y a su administración.

El amplio y bien documentado reportaje, involucra información privilegiada a la que difícilmente un grupo de reporteros podría haber tenido acceso, de no ser por una oportuna y maliciosa filtración. “Fuego amigo” pues.

La jefa de gobierno se deslindó de esa sospecha, lo cual —parafraseando al refranero— por tratarse de una explicación no pedida, implicaría una acusación manifiesta.

Pero la pelea llega en un momento determinante para la segunda mitad del sexenio.

La ruptura política de la burbuja de poder lopezobradorista implica factores que pondrían en riesgo para la 4T hasta la mayoría en San Lázaro. Así como usted lo lee.

Veamos. Entre los muchos amarres políticos que Marcelo Ebrard ha logrado en estos tres años, está el que quizá en este momento sea el más importante aliado político para AMLO: el Partido Verde Ecologista de México.

El acuerdo entre el lopezobradorismo y el Verde pasa por las manos de Ebrard. Sabedor de que el fiel de la balanza en San Lázaro es el PVEM, Marcelo tiene un arma que no tiene Sheinbaum.

Si bien es cierto que el golpe asestado a Ebrard en uno de los diarios más importantes del mundo es brutal, también es un hecho que las armas de Ebrard lo mantendrán en la jugada presidencial, con la ventaja de que si sobrevive, contará con un aliado en la figura de Carlos Slim, a quien el reportaje involucra cómo uno de los culpables de la tragedia del Metro.

El del NYT es de esos golpes que de manera natural unen a los denunciados y los alejan de los soplones. Y esas traiciones son de las que difícilmente se olvidan.

Ahora habrá que esperar para conocer el revire de Marcelo, una vez que se haya recuperado —si es que lo logra— de esta bomba que lo convierte en un posible multihomicida.

Lo dicho, con el peso del Partido Verde de su lado, políticamente no está manco, por el contrario, cuenta en su haber con las fichas más valiosas de esta partida.

La carrera por el 2024 ya comenzó y quien se niegue a verla quedará fuera del juego, ni más ni menos.

Y Gatell se cansó

Con más de 230 mil muertos oficiales y más de 450 horas gastadas en cadena nacional, concluyó uno de los ejercicios propagandísticos y electorales más grandes de nuestra historia: las nocturnas.

Las conferencias que se dictaron desde Palacio Nacional jamás fueron informativas, nunca reflejaron con claridad cuál era la estrategia para encarar a la pandemia por el Coronavirus ni tuvieron como eje priorizar la vida de los mexicanos.

Concluir con el ejercicio propagandístico después de las elecciones, tras colocar el semáforo Covid en verde, presumir una lentísima jornada de vacunación y con la reapertura de escuelas; sólo da la impresión de que el virus que nos tuvo en casa año y medio, simplemente se fue.

Nada más falso y riesgoso.

Pero como lo dijimos reiteradamente en todos estos días, para los López (Gatell y Obrador) el aumento de contagios, jamás fue una verdadera preocupación.