Vestir un traje sastre, ponerse zapatillas para estar presentable o ser la imagen de una empresa, ya sea en una oficina, o tienda departamental, podría ir en contra de los principios revolucionarios de la 4T, o lo que es peor, ser confundido con un “aspiracionista”.

Vestir apropiadamente podría llevar implícito el enorme riesgo de que usted se pueda parecer un personaje de la clase media y por lo tanto ser enemigo de “Ya Saben Quién”.

O al menos eso dio a entender Eduardo Elías Gandur Islas, diputado local de Morena quien fue traicionado por su inconsciente y presumió su filosofía “Chaira”. Ayer al subir a la tribuna cuestionó los “códigos de vestimenta” que hay en las empresas, señalando que no es correcto que a las mujeres se les pida asistir a los trabajos con traje sastre o zapatillas, cuando pueden ir con ropa “normal” y sólo sonreír.

Además del cambio de vestimenta, Elías Gandur propuso una reforma a la fracción V del artículo 132 de la Ley Federal del Trabajo, para que las empresas cuenten con sillas suficientes para que sus empleados puedan sentarse y no estén todo el tiempo de pie.

¡Vaya! Ahora el diputado sueña con ponerle las reglas a las empresas.

Se nota que desconoce que en algunos sitios, los uniformes que porta el personal son parte de la identidad y de las prestaciones de la empresa.

Por ejemplo, las cadenas internacionales de hoteles piden a las recepcionistas usar esa vestimenta formal para dar una imagen de seriedad al cliente, lo mismo pasa en las instituciones bancarias o en las tiendas departamentales.

También desconoce que al igual que los uniformes escolares, estos representan un ahorro para los empleados, al no tener que contar con ropa para todos los días de la semana por lo menos.

Pareciera que esta iniciativa más bien es una justificante para decir que la mujer que se pone un traje sastre, o en el caso de los hombres, quienes usan saco y corbata, son “aspiracionistas”, lo cual constituye una ofensa directa al tlatoani.

Lo que en realidad exhibió el legislador morenista es su pobreza de conocimiento legislativo, ya que a quien correspondería una reforma a la Ley Federal del Trabajo es a la Cámara de Diputados en San Lázaro y no al Congreso del Estado, pues como ha ocurrido, en caso de que aprobasen la iniciativa, la declararían inconstitucional.

Lo bueno de todo este ridículo es que su iniciativa se irá al bote de la basura y él ya no será diputado a partir del 15 de septiembre; por cierto en esa humildad que pregona, debería cobrar sólo el salario mínimo, y de paso viajar en camión urbano, a menos que en el fondo de su corazoncito sí sea uno más de los millones de “aspiracionistas” a los que tanto odia su sensei.

De lengua me como un taco

Como le he dicho recientemente, la legislatura que culmina ha sido la menos productiva y más aletargada en toda la historia de Puebla, pero ayer el diputado panista Oswaldo Jiménez dijo que aunque él es parte de este vergonzoso equipo, ya aprendió.

Incluso fue más allá y el panista que ganó la reelección, confió en que ahora sí, en la siguiente legislatura los poblanos tendremos un Congreso más comprometido.

Según él, los pésimos resultados de la legislatura saliente fueron, faltaba más, por la falta de experiencia.

¿Será cierto que la reelección legislativa servirá para algo?

Yo francamente lo dudo pero, veremos y diremos.