Hoy jueves 15 de julio estará concluyendo una de las peores legislaturas que hayan pasado por el Palacio Legislativo de Puebla.

Y créanme que para ganar ese reconocimiento tenían algunas otras que no trascendieron precisamente por la eficiencia en su desempeño.

Sin embargo, no hay plazo que no se cumpla y, por fortuna, estos ya se van.

Y francamente no sé si dar las gracias por su partida o aprovechar el último día para mentarles todo lo mentable.

A la inexperiencia de quienes llegaron en 2018 por la ola lopezobradorista, se sumó la falta de trabajo y su falta de apertura para escuchar a las voces con experiencia.

Iniciativas que han pedido colectivos por más de un año, compromisos adquiridos desde el inicio de la LX Legislatura y hasta temas de gobernanza, se quedarán en el tintero, junto a casi mil propuestas más que se quedaron en la congeladora.

Aunque oficialmente su contrato concluye en septiembre, la verdad es que muchos de ellos vacacionaron durante los tres años que fueron legisladores, sumado a la desfachatez de los que pidieron licencia para irse a buscar la reelección.

Tristemente, fuimos testigos de una legislatura que dio cátedra de lo que no deben hacer los diputados.

De mi parte —con sus contadas excepciones— se pueden ir directamente al rancho del Presidente, en carácter de avanzada.

La sospechosa ausencia de los colectivos de Claudia

Tras la toma del Congreso del Estado por integrantes colectivo Coatlicue Siempre Viva, el 24 de noviembre pasado, en éste mismo espacio advertimos que en el movimiento alguien estaba metiendo la mano. Señalamos que la presencia de la presidenta municipal Claudia Rivera a las afueras del edificio de la 5 Poniente apoyando a ese grupo, y gritando consignas, era parte de la guerra interna de MORENA por la candidatura al Charlie Hall.

Además, la alcaldesa recordó su época de activista al unirse a los cánticos: "América Latina, será toda feminista" y "mi cuerpo es mío, yo decido, tengo autonomía". Pero se puso el cubrebocas cuando las chicas continuaron cantando "aborto sí, aborto no, eso lo decido yo".

Sin desvirtuar la demanda de otros grupos feministas que han luchado porque la mujer decida sobre su cuerpo, es importante analizar lo sucedido en los últimos días con los colectivos, ya que en la política no hay coincidencias.

Lo anterior viene a colación porque hoy que termina el último periodo de sesiones de la LX Legislatura, y partiendo de la base que el tema del aborto no va a abordarse dentro de las reformas a la Ley de Salud y al Código de Procedimientos Penales del Estado de Puebla, llama la atención la ausencia de esos bravos y envalentonados colectivos que en tiempos preelectorales parecían dispuestos a dejar la vida con tal de lograr hacer realidad su exigencia.

¿En dónde diablos está el colectivo Coatlicue?

No se explica cómo es que sabiendo que los diputados no van a cumplir con la despenalización de aborto, este grupo brille por su asistencia.

Hay otros movimientos que siguen en la lucha, por cierto pacífica, pero las mujeres que fueron apoyadas por Claudia Rivera parece que se volvieron mudas.

Morena y el rosario oculto

Cuando el Congreso tuvo la mayoría del PAN, sabíamos que la despenalización del aborto nunca se daría en Puebla, que la ideología de la derecha iba a predominar, pero ahora los morenistas resultaron más conservadores que los mochos panistas.

Ayer Rocío García Olmedo dijo una frase demoledora: “Se autoseñalaban como una bancada progresista y de izquierda, pero ni lo uno ni lo otro”, cuánta razón tuvo. Ahora vemos que muchas diputadas de MORENA cobraron con la izquierda mientras sostenían el “rosario” con la derecha.

Son las dos caras de un partido cuya única ideología es la de venerar a su mesías.