En la última semana, Andrés Manuel López Obrador ha sufrido dos reveses en el Poder Judicial, el primero por conducto del ministro Arturo Zaldívar, quien prácticamente reconoció que sería inconstitucional extender su período como presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; el segundo en el TEPJF, con la remoción y renuncia de José Luis Vargas Valdés, a la presidencia del organismo.

La negativa de Zaldívar, también podría ser un duro golpe para los sueños de López Obrador, ya que con su decisión, se podría sentar jurisprudencia y que los ministros declaren la inconstitucionalidad de ampliar los períodos en la Presidencia.

Aunque el tema ni siquiera debió llegar al análisis, ya que se trata de un poder independiente, donde el Ejecutivo sólo debe acatar las resoluciones, fue evidente que López Obrador presionó. Ante su intentona de convertir a la SCJN en una simple oficina jurídica, los jueces hicieron valer su investidura y le dieron palo.

Fue tanto el enojo de AMLO por este desaire, que se tiró al piso y habló de la corrupción del Poder Judicial, de jueces y magistrados, olvidando que él es la viva imagen de la impunidad desde que ordenó dejar en libertad a Ovidio Guzmán, quien puede andar sin preocupación, gracias a la intervención presidencial.

En algo que sin duda Andrés Manuel tiene la razón, es que en México debe extinguirse la impunidad y eso mismo tendría que aplicarlo con personajes de su primer círculo como Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum y Manuel Bartlett, tras las tragedias de la Línea 12 y el caso de los mineros.

Está claro que a ellos los mide con un rasero distinto, el mismo que  también usa para sus hermanos Martín y Pío o para la exsecretaría de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval.

TEPJF sobrevive al maremoto

El segundo revés se dio con la remoción de José Luis Vargas Valdés como presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, quien fungía como aliado incondicional de la 4T.

Era notorio que después del triunfo de López Obrador, Vargas Valdés comenzó a cambiar el sentido de sus resoluciones, la más sonada fue la de 2018, cuando propuso anular la elección a gobernador en Puebla.

Pese a los embates presidenciales y a que en la última semana el TEPJF ha tenido 4 presidentes, la institución mantiene la imparcialidad que tanto molestó al presidente. Ya lo dijo AMLO, no les perdonará a los magistrados -como si fuera un tema de perdón- que hayan eliminado a Félix Salgado Macedonio como su candidato al gobierno de Guerrero.

López Obrador aún no llega a los tres años en la Presidencia y ya está empeñado en cumplir su famosa frase: “Al diablo las instituciones”.

Las mortales locuras de la SEP

Ante el arrebato presidencial, la Secretaría de Educación Pública emitió una guía para el retorno “seguro” a clases presenciales, pero resulta que los genios que hicieron el documento olvidaron que estamos en plena pandemia por un virus que se transmite a través de los aerosoles.

En resumen, proponen como primera actividad de regreso a clases, que cada miembro de los colectivos en las escuelas, infle un globo y luego tome el de otro compañero, lo ponche y lea el mensaje que cada estudiante habría metido en su globo.

¿Se habrán puesto a pensar qué tan alto es el riesgo de que un maestro o un infante tome el globo que otro babeó e infló?

De verdad que esta 4T es homicida tanto por su ignorancia como por su necedad.

Así las cosas, en este regreso a clases, sálvese quien pueda.

O peor aún, que Dios nos agarre confesados.