Esta semana el precio del maíz alcanzó los 9 pesos con 40 centavos el kilogramo como promedio mínimo, con una variación de hasta 9.9 pesos, de acuerdo con los datos de la Secretaría de Economía citados por Jacob Sánchez, en El Sol de México el 18 septiembre de 2021.
También el gas tiene una tendencia al alza. No obstante que el precio en Puebla, oficialmente se estableció para la semana que termina en 458 pesos por cilindro de 20 kilogramos, diferentes fuentes reportan un precio real cercano a los 500 pesos.
Ya habíamos comentado con anterioridad que, según datos de la Universidad Tecnológica de Puebla, el costo de producción de la tortilla se compone por 32 por ciento de maíz y 32 por ciento de gas, por lo que tan solo estos dos insumos representan el 64 por ciento de lo que nos cuesta un kilogramo.
El logro sexenal de la 4T de dotar dos kilogramos de tortillas a cada mexicano con el aumento del salario mínimo, se ve francamente diluido por el incremento de casi 4 millones de personas que no pueden comprar la canasta básica alimentaria y por la disminución de casi 3 millones de hectáreas que se han dejado de sembrar por falta de apoyos y problemas de sequía, lo que ha obligado a que las importaciones de granos hayan subido un 14 por ciento en volumen y un 64 por ciento en costo en este último año con relación al 2018.
Encima de esta crisis alimentaria que se ha dejado sentir por las importaciones alimentarias y tendencia alcista del precio de los alimentos básicos, nos enfrentamos a un problema aún mayor de proporciones mundiales. Antonio Guterres, secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en su informe sobre evaluación de los compromisos de los 191 países que suscribieron el Acuerdo de París 2015, alertó que el mundo sigue un rumbo catastrófico que provocará un aumento de 2.7°C en la temperatura media de la tierra hacia finales de este siglo, por lo que pidió a los gobiernos redoblar los esfuerzos.
Es necesaria una reducción del 45 por ciento en la emisión de gases efecto invernadero (GEI) antes del 2030, con la finalidad de alcanzar la neutralidad del carbono para el año 2050, señala el secretario General en su informe citado por diversas agencias, según El Universal del 18 de septiembre de 2021.
La crisis climática podría representar la migración de cerca de 216 millones de personas para 2050 por escasez de agua, reducción de la producción agrícola o incrementos en el nivel del mar, según informes del Banco Mundial. Este fenómeno será más visible entre los años 2030 y 2050 e incluye a 4 millones de centroamericanos y mexicanos.
De acuerdo también con el Banco Mundial, la migración es el rostro humano del cambio climático que en las últimas semanas ha aumentado su presión sobre la frontera sur de México y que esta semana se ha manifestado con la llegada de 10 mil 500 haitianos que cruzaron el Río Bravo, entre Ciudad Acuña, Coahuila, y Del Río, Texas.
Como parte de la respuesta al fenómeno migratorio, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), anunció un Plan de Desarrollo Integral para Honduras, El Salvador, Guatemala y el Sur-Sureste de México, que pretende detonar el crecimiento de la región y detener la migración irregular durante los próximos 5 años, destinando un monto de 45 mil millones de dólares (mmd) provenientes de donantes y gobiernos. Una auténtica carta de intención hasta no verse reflejada en los presupuestos nacionales.
Tenemos enfrente una crisis climática de proporciones catastróficas, un fenómeno migratorio creciente que tendrá mayores impactos entre 2030-2050, además de grandes amenazas a la seguridad alimentaria de los mexicanos en el corto y mediano plazo.
Lamentablemente, la agenda política de México, la de actores y partidos políticos, está enfocada en la revocación de mandato, las reformas al Instituto Nacional Electoral y al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, la sucesión presidencial adelantada, el desbloqueo o embargo de Cuba, la integración latinoamericana y el proceso electoral del 2024.
Las políticas públicas sobre prevención y mitigación del cambio climático, educación para la vida y el trabajo, recursos hídricos y residuos sólidos, seguridad pública, atención a salud y pandemia por Covid-19, reactivación económica, adopción de energías limpias, el desarrollo económico de comunidades y regiones, la seguridad alimentaria de la población y otros problemas nacionales, pueden esperar.
El 2024 ya está muy cerca. ¡Viva México!