Quiubo, banda intolerante. Como ya se la saben, aquí les viene su héroe de barrio que les trae la información más certera del pancracio político de Puebla.

Así que agárrense, porque me les vengo. Y conste que no les aviso dos veces.

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Mi manada del alma, donde la andan pasando mal y de malas es en los Ministerios Públicos de la Unidad de Robo de Vehículos. Resulta que, como en días de escuelita, deberán pasar lista cada vez que entren, vayan a echar la torta y salgan rumbo a sus cantones.

Así merito llegaron hasta los oídos de su héroe de barrio denuncias del personal que anda bien encabritado porque más allá de prestar atención a sus labores, tienen que andar a las vivas pa’ no brincarse el relojito checador.

Y es que no tendría nada de malo cumplir con los horarios como buen godín, pero no, mis carnales, resulta que todo el personal debe trasladarse a como dé lugar hasta la Casa de Justicia de la 11 Sur y 121 Poniente.

Eso no es todo. Debe ser en punto de las 08:50, 13:50, 17:00 y 23:00 horas. Si no, temen que les caiga la voladora, lo cual podría ser un factor pa’ verse inmersos en accidentes de tránsito, banda.

Con tan chulas medidas los empleados ya andan de espaldas planas pidiendo a toda costa el relevo australiano, porque nomás hay que imaginarlos en plenas audiencias pidiendo permiso pa’ ir a checar la hora de la comida.

La orden habría sido del fiscal especializado Alejandro Mendoza López, a través del encargado de la unidad, Juan Carlos Peralta Carrión y notificada hace unos días, pero nomás de dichos, nada por escrito.

Con razón esos burócratas andan con tantas prisas que parecen almas descarriadas por cumplir sus horarios, aunque no deja de preocupar que lleguen a tener más interés por sus horarios que por la chamba misma.

No vaya a ser que al final con estas medidas se cometan errores en la impartición de doña justicia. Me cae de madre que eficiencia no es igual a horarios.

Y hasta que no se invente la teletransportación o venga Gokú y nos lleve del tingo al tango, órdenes como ésta, bien caben en el ring de lo innecesario.

¿O no?