Con la elección de los nuevos integrantes de la Cámara de Diputados se da por inaugurada la vida parlamentaria de la Sexagésima Quinta Legislatura. Para el despacho de los asuntos legislativos, la Cámara Baja ordena a los diputados en grupos de trabajo especializados por temáticas, llamados comisiones. Normalmente se tienen 43, aunque para este ejercicio se ampliaron a 51 entre nuevas y particiones; por supuesto hay una nueva comisión de Bienestar, faltaba más.

Esto, por si le tenía con el pendiente, no significará erogación mayor para los contribuyentes, ya que los diputados tendrán que ajustarse a los enjutos ocho mil millones de pesos que tienen designados para el 2022.

Las comisiones son negociadas y repartidas entre las fuerzas políticas por su representación, quienes a su vez hacen un trabajo interno para designar a las mesas directivas de estos órganos. En esta LXV legislatura, a través de diferentes mecanismos legales, existe en la teoría una paridad de género para repartir las comisiones entre hombres y mujeres.

Dentro de la pléyade de comisiones existen niveles, siendo aquellas donde se discuten temas de presupuesto, manejan recursos, o existe influencia política, las de mayor peso y autoridad.

Todas las comisiones triple A quedaron en manos de hombres, lo que penosamente empujó a rellenar las otras con las diputadas disponibles. Si bien la presencia de mujeres en puestos directivos debe ser fomentado para la natural paridad de género, el forzar puestos a currículos pocas veces hace lucir a los nombrados.

Lamentablemente las cuotas de género por aritmética, en un sistema que no ha cambiado, terminan siendo poco benéficas a la paridad sustantiva; buen ejemplo las comisiones del campo federales.

La carrera en lo penal y la defensoría pública de la abogada María de Jesús Aguirre, diputada por Guadalupe, Nuevo León, se ve complicada de empatar con las materias de la Comisión de Desarrollo y Conservación Rural, Agrícola y Autosuficiencia Alimentaria, donde fue nombrada titular con la bancada priista.

De misma manera María la Cuquis Camarena, también abogada con una carrera en lo judicial y priista pero diputada por Zapotlanejo, Jalisco, quien con una potente trayectoria mediática en el feminismo se le ven tiempos complicados en su tarea como titular de la Comisión de Ganadería.

Seguramente la capacidad de las dos diputadas dará para resolver los pendientes legislativos de sus correspondientes áreas junto a un equipo de asesores, aunque probablemente sería más provechoso haberlas dejado llegar a los puestos de su expertise.

En Puebla la Comisión de Desarrollo Rural, en el correspondiente Congreso Local de la entidad durante su legislatura LXI, quedó en manos del diputado José Miguel Huerta. El electo petista del distrito 1 de Xicotepec en la Sierra Norte se encuentra en silla de ruedas tras un frustrado asalto, por lo que seguramente llevará propuestas de inclusión, aunque del campo y su entorno agropecuario poco se le vislumbra. Pese a venir a de una zona agropecuaria, el diputado se mueve más en la economía petrolera y comercial de su distrito y ha mencionado numerosas veces como la ganadería está casi muerta en su demarcación.

El trato hacia las minorías, raciales, culturales, entre otras igual de importantes, y las mujeres, que son mayoría en este país, es el mismo que recibe el campo mexicano, accesorios para la escenografía política del momento sin alcanzar nunca el merecido protagónico.