Comunidades como Zamarrilla, en Juan N. Méndez; Francisco I. Madero, en Tepanco de López; Tepexi de Rodríguez; Huehuetlán El Grande; Xacxamayo, en Puebla y Olomatlán, en Tecomatlán, son ejemplos pioneros en la adopción de energía solar a través de paneles para el bombeo de agua potable en el estado de Puebla.
El pago del recibo de consumo eléctrico está asfixiando las finanzas municipales, con arcas casi vacías por la austeridad republicana que prevalece en México. Los programas sociales con transferencias directas a la población predominan sobre aquellos que pueden revertir la pobreza e impulsar el desarrollo regional.
En mi caminar permanente por Puebla, muchos presidentes municipales que están por concluir responsabilidades y también quienes están por empezarlas, me han compartido su preocupación del alto costo que representa el pago por el bombeo eléctrico del agua potable en sus sistemas operadores.
Hay bombeos tan distantes como de 170 kilómetros para llevar el agua del Río Cutzamala a la Ciudad de México, 15 kilómetros de San Juan de Los Ríos a Chiautla de Tapia o los bombeos de Chila de la Sal y Xicotlán desde el Río Mixteco.
Varios presidentes también me han dicho sobre la dificultad real de cobrar por este servicio a la población, por el nivel de pobreza en que se encuentra una gran proporción de la gente, agudizado por la pandemia Covid-19. No creo que esta situación sea distinta en otros estados del país.
Y lo que ha limitado el tratamiento de aguas residuales y el saneamiento de las cuencas, es el costo de construcción y operación de sistemas a base de electricidad tradicional. No obstante que los municipios son los responsables del saneamiento, no se les ha dotado de los recursos ni de las tecnologías para cumplir esta función constitucional, sólo se les exige generándose una cadena interminable de culpas. Pero seguimos acabando con el ambiente que heredarán nuestros hijos.
Una situación similar presenta las unidades de riego agrícola del país. Tan solo en Puebla hay más de 4 mil unidades de riego que bombean agua de pozos o de fuentes superficiales como la de Huehuetlán el Chico que utiliza 4 bombas de 100 caballos de fuerza (HP) cada una. Esta situación solo es atenuada por el subsidio a la tarifa eléctrica que aún mantiene la Secretaría de Agricultura (SADER).
En el costo de elaboración de la tortilla, alimento de primera necesidad para los mexicanos más pobres, el 34 por ciento es maíz y un 32 por ciento es gas con el que se hace el nixtamal. Más de 8 mil tortillerías poblanas podrían reducir los costos de elaboración de su producto con una política que apoye la adopción de mecanismos de recuperación de calor de la banda tortilladora y con sistemas de paneles solares para calentar el agua para el nixtamal al menos hasta los 60 grados centígrados. Estas tecnologías han estado disponibles desde hace más de 10 años, pero las políticas no porque el dinero no alcanza.
Hay muchas necesidades y un gran potencial energético natural, pero la adopción de la energía solar en nuestro país aún dista mucho de ser una opción.
Según estudios divulgados, nuestro país cuenta con un promedio de 180 mil calorías por centímetro cuadrado por año (5.5 Kwh/m2), mientras que en regiones como Europa este valor varía entre 90 mil y 120 mil calorías, por lo que podemos decir que la energía solar disponible en México, es el doble de la que tiene el continente europeo.
Para el año 2018 se estimó que el 20 por ciento de las energías generadas en el país provenía de fuentes renovables. Las metas nacionales de uso de la energía solar estaban planteadas, en forma ambiciosa y necesaria, para alcanzar el 35 por ciento de toda la energía generada en 2024, 37.5 por ciento al 2030 y 50 por ciento al 2050. Hay avances importantes en los últimos años, la energía solar puede ser, sobre las otras fuentes, la de mayor potencial para reducir costos y mejorar la productividad de los diferentes sectores productivos.
Sin embargo, esta semana que termina nos enteramos de una Reforma Eléctrica enviada por el Ejecutivo Federal a la Cámara de Diputados, que a decir de expertos que la han revisado, no considera fortalecer los esfuerzos por tener mayor cantidad de energías limpias. Busca, en primer lugar, revertir una reforma previamente aprobada en el sexenio anterior. Muy grave es que se señale que ahuyenta la inversión en el sector y retrase la adopción de energías limpias para el desarrollo nacional.
La adopción de energía solar en México requiere de la formación de recursos humanos especializados, de jóvenes líderes formados a través de estancias cortas en países avanzados como China, Japón, Alemania, Estados Unidos y Australia. Requiere de una política clara del Gobierno Federal y, por tanto, necesita de programas de fomento y estímulo para que la población y los sectores productivos puedan acceder a esta.