Quien iba a imaginar que a 68 años de haberse reconocido el derecho de las mujeres a votar y ser electas, hoy muchos congresos de los estados de la República, incluido el de Puebla están conformados por más mujeres que hombres 21 mujeres /20 hombres.
Allá en el año 1955 en la Cámara Federal llegaba una mujer. Acá en Puebla hasta 1963 la primera mujer diputada en el Congreso del Estado.
Allá en el año 1957, la primera presidenta municipal en el estado de Puebla. Por muchas décadas sólo unas cuantas lograron ocupar este cargo. Hoy presidirán 43 municipios, aun cuando sus alcances en la integración de cabildos (sindicaturas y regidurías) han ido creciendo progresivamente, mucho todavía por avanzar en este nivel de gobierno.
Muchas décadas. Muchas luchas. Muchos debates. Muchas investigaciones. Muchas manifestaciones. Muchos mecanismos, fueron explorados con el propósito de que un mayor número de mujeres llegasen a ocupar cargos de toma de decisiones. Cuotas, sanciones económicas a partidos políticos que no postulaban a mujeres. Reformas legislativas. Recursos para la capacitación de mujeres, por mencionar solo algunos.
Poco a poco la incorporación de la perspectiva de género a la agenda pública, permitió al movimiento de mujeres visibilizar sobre las relaciones de género y la necesidad de una mayor equidad y sustentabilidad de los procesos de desarrollo, en los que las mujeres no pueden restarse, ni deben ser excluidas.
La igualdad de género se incorpora como un tema eje para la garantía y protección de los derechos de las mujeres.
Llega el 2014 y con él, el Principio de Paridad en la Constitución mexicana para la representación política, cinco años después en 2019 se impulsa normativamente la #ParidadEnTodo para los tres Poderes, vertical y horizontalmente. Puebla ya lo incluye en su normativa estatal.
El impacto cuantitativo ha sido progresivo sin duda; sin embargo, también el entorno poco amigable a este avance ha construido muchas veces contextos de resistencias que producen obstáculos al interior y al exterior que tienen nuevas formas, una de ellas la violencia política.
En retrospectiva han sido 68 años desde que la suma de muchas mujeres y hombres excepcionales que alentaron esa participación política de las mujeres en una época en que esto no era “bien visto” en una mujer; permitió lograr el reconocimiento de nuestros derechos políticos.
Votar y ser electas abrió las puertas para la incursión de las mujeres en la vida pública del país y para lograr otros derechos humanos que antes no eran reconocidos para las mujeres.
Quien iba a imaginar entonces, que justamente la paridad está permitiendo ese enfoque de pluralidad en los diferentes niveles y órdenes de gobierno, favorable para continuar el avance de las mujeres.
Ese enfoque nos ha visibilizado esas nuevas causas diversas que nos unen, por las que hoy se están construyendo nuevas rutas a seguir.
El compromiso, garantizar que las mujeres tengamos un lugar en la vida pública, en la vida política, pero con la certeza de un ejercicio libre, pleno y de respeto a nuestros derechos, que haremos valer. Así se llegó en 1953 a obtener el voto. Sólo que hoy contamos además con instituciones autónomas sólidas para proteger nuestros derechos político-electorales que las mujeres defendemos.
Quién lo iba a imaginar a #68Años del Voto de las Mujeres.