Como diría la tía Lucha, “si camina como pato, se oye como pato y se ve como pato”, pos pa’ qué le andamos haciendo al cuento.
Así merito le pasó al canciller Marcelo Ebrard que ayer estuvo tirando rostro en tierras camoteras. Y es que el Chelo, pa’ los cuates, no se cansó de dejarse ver como si ya fuera el elegido por el dedo del tlatoani de Macuspana pa’ ocupar la silla grande.
Primero en la Ciudad Modelo Audi posaba de foto en foto pal’ Tuister. Hasta se dio tiempo de hacerla de chafirete y maistro mecánico con tal de subir sus bonos, chales, se ve que bien le hacía falta un buen baño de pueblo.
Pero ahí no quedó la cosa, mis carnales, casi, casi, presumía que los motores y no la Cancillería eran lo suyo. Con la misma actitud de dandy se le vio en un foro de la ONU en San Andrés Cholula, donde hasta hubo filas pa’ tomarse otra foto del recuerdo y sin límite de tiempo.
Como todo un rockstar, el Chelo Ebrard repartía consejos, cruzaba miradas y no faltó quien le hiciera segundas con sus sueños presidenciables.
Así como lo leen, mis valedores, más que gira de trabajo ya parecía cabildeo de candidato y más cuando se ensució las manos jugándole al cocinero.
Y nomás pa’ taparle el ojo al macho y como queriéndose ver que en verdad le chambeaba, ahí la dejó por la paz en un foro de la SEP y universidades a favor de extranjeros.
Eso sí. Entre abrazos y sonrisas jaiboleras, quien se vio muy pegado a Marcelito y como su escolta personal, fue el dipu Juan Carlos Natale, que nomás no se le despegaba a cada paso que daba y en todo lugar de la gira.
¿Será que Juan Carlos Natale ya amarró su futuro y nomás espera los tiempos pa’ operarle el estado al todavía canciller?
Las vueltas de la vida. De ser todo un nini levantadedos a codearse en las grandes ligas de la SRE.
Qué suerte tienen los que no se bañan. ¿O no?