Al término de la corrida del domingo pasado en Guadalajara en la que partieron plaza el Zapata, el Fandi y el Galo, un nuevo aficionado me comentó que nunca había visto un espectáculo similar. Se refería a que los tres matadores rivalizaran en banderillas. Y es que en México se le ha restado importancia al segundo tercio y los toreros banderilleros son casi una especie en extinción.

Las banderillas no sólo son una suerte de gran estética, cumplen una importante función en la lidia. Después del atemperamiento que sufre el toro en la suerte de varas, requiere una mejora física que se logra en las banderillas. En el primer tercio al toro se le para y se le obliga a humillar al capote. Esto le exige y cansa. Después embiste por bajo al peto, donde se observa su fuerza y prueba su bravura, exigiéndole aún mas. El animal requiere una mejora física que se logra en el segundo tercio.

Algunos toreros llaman a las banderillas los avivadores y es que permiten al toro recuperarse después de un duro enfrentamiento al caballo en la suerte de varas. El toro galopa con la cara alta. De esta manera respira y oxigena la sangre. La oxigenación fortalece al toro, lo que permite que se venga arriba para el último tercio.

Las banderillas es un encuentro sin defensas. El aficionado regiomontano Tito Osuna las refería como una “entrega sin engaños”. El torero no puede ocultarse detrás de un capote. Está de frente y a cuerpo limpio. Dos pitones y dos banderillas. Una suerte que prueba la frialdad del torero.

Tito Osuna explica en su libro “Por los senderos taurinos”: “No a todos los que ponen banderillas se les puede llamar banderilleros, pues a aquellos que necesitan de una terca y tenaz preparación en la suerte, debe de llamárseles palitroqueros, porque el llamarles banderilleros sería darles un nombre o un sitio profesional que a ley no han conseguido. Ya que el verdadero banderillero ejecuta la suerte en todos los terrenos y la mayoría de las veces, sin la terca ayuda del peón.”

La cuenta en Twitter @MartinAgueroE, que homenajea al torero vasco Martin Agüero, publicó durante los meses de enero y febrero del 2022 fotos de los grandes banderilleros de las décadas de los veinte y treinta del siglo pasado en España. Muchos eran mexicanos. Y es que los diestros nacionales habían sido históricamente maestros de los tres tercios.

Primero destacaron Luis Freg y Rodolfo Gaona. Después Juan Espinosa “Armillita”. En los años treinta brillaron en España los pares de banderillas de Fermín Espinosa “Armillita”,  David Liceaga y Ricardo Torres. Posteriormente, Carlos Arruza fue una figura excepcional del segundo tercio.

Poner banderillas requiere arte, técnica, valor y precisión. Los matadores mexicanos se destacaban por su elegancia y por salir andando. Además, no llevaban el par hecho como se acostumbra en España, esto es, reunir los palos antes de ganar la cara al toro. Sino que sacaban las banderillas de abajo en el momento de la reunión. Y, por supuesto, se asomaban al balcón, es decir, clavaban en la cara entre los pitones.

Es lamentable que se haya perdido la tradición banderillera mexicana. Los pocos matadores que ponen banderillas llevan ya el par hecho, como si quisieran copiar a los españoles.