Como el padre que le dice al hijo “no lo vuelvas a hacer” y acto seguido lo deja salir a jugar, así la Federación Mexicana de Futbol (FMF) dio una nalgadita al Querétaro, le impuso algunas sanciones y le dijo, sigues en la Liga.
La cacareada “sanción ejemplar” se quedó bastante corta y lejos de atacar el problema de raíz se conformó con podar la maleza.
Por más que lo pienso, no encuentro cuál es el interés por mantener a las barras y protegerlas, cuando lo único que hoy generan son problemas.
No se trata de equipos de animación como eufemísticamente les han nombrado, tampoco representan a los aficionados ni siquiera garantizan una entrada económica para los equipos, porque está claro que obtienen los boletos de manera gratuita.
Y a pesar de estas pésimas credenciales, en la Asamblea de Dueños no decidieron erradicar el cáncer que representan desde la raíz y desaparecer o prohibir las famosas barras bravas.
Era su gran oportunidad y la dejaron ir.
Afortunadamente hubo al menos un equipo que entendió que son mucho más valiosos los verdaderos aficionados que esta bola de delincuentes y tomó al toro por los cuernos.
Ayer el Club Deportivo Guadalajara informó en un comunicado varias acciones, entre ellas que desde este sábado jugarán “sin grupos de animación”.
La suspensión “hasta nuevo aviso” de la barra tapatía se suma a otra iniciativa de las Chivas que enviará un fuerte mensaje muy positivo: el cambio de narrativas.
Hoy en el clásico –contra el América- ambos equipos lanzarán la campaña “Un clásico sin colores” y para ello solicitaron a quienes asistan al partido que lo hagan vestidos de blanco.
El club también adelantó que antes de terminar este año, el sistema de accesos para identificar a los aficionados quedará instalado y funcionando.
Estas son medidas firmes que, de haber querido, se hubieran podido instaurar en todos los clubes.
Esperemos que el ejemplo de los tapatíos sirva para que otros equipos se sumen, erradiquen las barras y refuercen sus sistemas de vigilancia.
¿Lo harán o se doblarán ante los delincuentes?
Veremos y diremos.
No olvide sus nombres señor presidente
Las marchas que ayer se vivieron en Puebla, en otras entidades y en la Ciudad de México tenían en común los reclamos de justicia y seguridad.
Justicia para quienes ya no están por culpa de feminicidas, justicia para aquellas que son violentadas y deben seguir junto a su agresor porque no hay refugios para ellas, justicia para las que han demandado acoso y sus expedientes duermen el sueño de los justos.
Y seguridad, para que puedan transitar por las calles de cualquier ciudad por la noche, para usar el transporte público sin el temor de ser manoseadas, para ir a una fiesta y divertirse sin angustia.
Las cifras de 10 feminicidios diarios en el país, de más de 2 mil carpetas de investigación en este año por presuntos delitos sexuales en Puebla y muchas más, poco ayudan a dimensionar el dolor, la rabia, el coraje y el justo reclamo de quienes ayer salieron a corearle al inquilino de Palacio Nacional: “No olvide sus nombres señor presidente”.