A principios de febrero del presente año, el Gobierno del estado de Nuevo León, México, emitió la Declaratoria de Emergencia por Sequía, que suspende todas las actividades que impliquen un uso excesivo del agua, ya que las presas de abastecimiento para la zona metropolitana de Monterrey alcanzaron niveles de 44 por ciento de almacenamiento, con tendencia a descender por la falta de lluvias (Milenio Digital, Marzo 2022).

En 12 alcaldías de la Ciudad de México y 13 municipios del Estado de México, la situación es crítica desde 2021. Actualmente, 17 países en donde vive un cuarto de la población mundial enfrentan un estrés hídrico extremadamente alto, lo que significa que están utilizando toda el agua disponible, según Somini Sengupta y Weiyi Cai (New York Times, 2019 con datos del Instituto Mundial de Recursos).

En estos países hay 33 ciudades, entre las que sobresalen Sao Paulo, Brasil; Chennai, India y Ciudad del Cabo, Sudáfrica, esta última en 2018 apenas pudo superar el Día Cero, con una población total de 250 millones de personas, que tienen graves problemas de escasez hídrica cuando las fuentes se secan por completo.

Más de 2 mil millones de personas carecen de agua potable en el mundo y la escasez afecta a 4 de cada 10 ciudadanos. El 90 por ciento de los desastres naturales están relacionados con el agua, y 80 por ciento de las aguas residuales se descargan al ecosistema sin ser tratadas o reutilizadas, de acuerdo con un reporte de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) Agua 2017.

El agua, la base de la vida y de toda la actividad económica de los pueblos, está reduciendo rápidamente su disponibilidad y amenazando el desarrollo de las comunidades, la gobernabilidad y comprometiendo el futuro de las nuevas generaciones.

Hay muchos estudios, muchos diagnósticos, muchos avisos y señales de esta gran problemática, pero nadie les hace caso. Las prioridades nacionales y las agendas políticas no las incluyen. La mejor prueba son los presupuestos del sector hídrico en los tres órdenes de gobierno. No se incluye el problema del agua en las agendas de los partidos, ni siquiera en los verdes. Hoy preocupan más las prerrogativas, la revocación de mandato, como debilitar al Instituto Nacional Electoral (INE) y conocer el salario de los periodistas, que los problemas nacionales.

Tener ríos y playas limpias parece una ilusión ante la falta de contenidos educativos que formen mejores ciudadanos con una nueva cultura frente al manejo de los residuos sólidos, el cuidado y manejo racional del agua, el aprovechamiento extractivo de los recursos forestales, faunísticos y las malas prácticas industriales, agrícolas o ganaderas; se contaminan los ríos, se erosionan los suelos y se pierden los bosques.

Todo lo anterior se hace más crítico por la falta de políticas públicas y presupuestos para atender las necesidades fundamentales. También por el desconocimiento o falta de voluntad de gobernantes, que buscando honor y gloria se han olvidado de las prioridades sociales y ambientales, empeorando más la situación del sector hídrico.

La seguridad pública, el empleo, la salud y la pobreza son banderas políticas que todos levantan en campaña. Pero el agua es el origen de muchas soluciones que permitirían lograr mejores niveles de salud, oportunidades de trabajo y productividad para generar riqueza.

Algunas Propuestas de Política Hídrica Nacional que hoy No existen son: la Reforestación de Alto Impacto, principalmente en las áreas de recarga natural de los acuíferos, utilizando siembra directa por semilla de especies locales de interés económico para las comunidades y así lograr más efectividad, mayor cobertura y menores costos; así como regular el pastoreo, detener la tala ilegal y fortalecer la prevención de incendios forestales. En las zonas urbanas impulsar la Jardinería Sin Riego en áreas verdes, vialidades y parques públicos con especies resistentes a sequía y mínimo consumo de agua.

Se debe prestar atención en la Recarga Artificial de Acuíferos mediante obras para la captación de la lluvia en las partes altas de las cuencas y permitir la infiltración directa, dirigida a la recuperación de manantiales y pozos agotados.

Asimismo, hay que impulsar la Agricultura de Conservación como estrategia para aflojar los terrenos, dejar residuos de cosecha, aprovechar mejor la lluvia, recuperar fertilidad y elevar la productividad agroalimentaria en las zonas de temporal.

De igual forma, el Entubamiento de Presas, la Modernización y Tecnificación del Riego Agrícola facilitarían la organización de productores, el trabajo colectivo, mejoría la productividad y liberaría volúmenes para uso público urbano a fin de atender las necesidades más urgentes de la población.

Una verdadera política de Ríos Limpios y Tratamiento de Aguas Residuales con Reúso definido previamente como una fuente de retorno de inversiones, su incorporación a proyectos de riego, además de revisar la normatividad que incentive al tratamiento de las aguas más que su extracción del subsuelo en los usos industriales y de la construcción.

El Día Mundial del Agua debe dejar de ser solo un discurso, concientización y buenas intenciones. El futuro de las nuevas generaciones está reclamando compromisos, acciones y una nueva Cultura del Agua.