El sábado pasado quienes nos congregamos al sur de la ciudad de Puebla en la plaza de toros “La Ronda”, hemos visto una gran corrida de toros. Aunque fue anunciada como novillada, han salido por la puerta de los sustos 6 toros excelentemente bien presentados. 4 de ellos fueron aplaudidos al salir al ruedo con dos arrastres lentos. Hemos pedido al ganadero Antonio de Haro salir a dar una vuelta al ruedo sin embargo, inexplicablemente no ha querido hacerlo.
Pocas veces vemos en la actualidad y principalmente en las plazas de toros de nuestro país lo que a los taurinos nos emociona: BRAVURA. Es lo que demostraron los 4 primeros astados a pesar de que fueron severamente castigados por los varilargueros. Los otros dos bureles 5º y 6º no tenían esa característica, pero se dejaban meter mano. En el ruedo había mucha emoción, la gente mostraba interés habiendo un silencio debido a lo que estaba sucediendo en la arena.
Pero no todo se puede tener en la vida y menos en la fiesta brava. Cuando tenemos Toro, no tenemos novilleros o toreros que le puedan a este tipo de astados. Los jóvenes que se presentaron en la tarde del sábado mostraron muy poco rodaje. Se vieron rebasados por la bravura del ganado e incluso hubo momentos de tensión principalmente con el primer novillero (Manuel Astorga) quien se llevó sendas palizas y tuvo que irse al hospital. El resto de los actuantes a pesar de cortarse un par de orejas mostraron muy poco.
Pero eso los taurinos ya lo presentíamos. Sabíamos que no iba a haber faenas bien estructuradas y que solamente se iba a apreciar detalles que siempre se agradece. Lo que se tiene que hacer mención es la valentía de estos chavales porque ponerse en frente de estos toros no es nada sencillo. Ellos con sus respectivos apoderados deben hacer una reflexión de lo aprendido o lo que se dejó de hacer.
Si bien es cierto que hubo más errores que aciertos y se cortaron dos orejas. No tengo intención de darles coba y mencionar que estuvieron a la altura. Darles coba es hacerles mucho daño. Ya estamos hartos de triunfos inexistentes y que cuando hay que demostrar ese bagaje, nunca aparece. Pegar pases no es torear y mucho menos no dejar los pies anclados en la arena entre pase y pase para acomodarse. Echarle ganas no es todo en la fiesta brava; hay una serie de ingredientes que se tienen que conjuntar para hacer una figura del toreo.
Al finalizar la corrida, Don Antonio de Haro debió salir muy contento por lo visto en el ruedo. Pero esta felicidad no fue completa debido al exceso castigo por los varilargueros Víctor Vázquez, Fermín Salinas y Pedro López quienes desaprovecharon hacer una suerte de varas con dignidad que tanto le hace falta a nuestra fiesta brava mexicana.
¡Gracias Toño de Haro por renovar nuestros votos taurinos con este gran encierro!