Una muestra más de que Andrés Manuel está peleado con la ciencia y el conocimiento es el anuncio que ayer se realizó, en específico el cambio de reglas para becas de posgrado.

En México, donde cada día el talento de niños y jóvenes es más despreciado, el presidente, el Conacyt y sus grandes asesores decidieron que ya no se entregarán becas de posgrado a jóvenes que participen en programas que no sean previamente aprobados por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.

Ya el año pasado habían dado una fuerte estocada cuando decidieron retirar los apoyos económicos a los aprendientes de universidades privadas, obviando que muchos de ellos justamente podían cursar un posgrado en instalaciones privadas, gracias a la beca.  

Ahora bajo la absurda premisa de que los indicadores cuantitativos son “productivistas, excluyentes, tortuosos y burocráticos”, la directora del Conacyt, María Elena Álvarez-Buylla Roces, anunció la eliminación de ellos.  

No sólo eso, también dejó entrever que el propio consejo será quien censure, perdón, quien promueva las nuevas áreas de investigación, que sí contarán con recursos.  

Y por si tiene duda de la intentona de adoctrinamiento que se realizará desde el Conacyt, le comparto que su directora acusó “cuestionable calidad” en proyectos que, a su decir, sólo refuerzan la “mal llamada reforma educativa, es decir la privatización de la educación”.

Continuando con el tema, soltó sus fobias contra los programas de investigación en las áreas de administración, finanzas, mercadotecnia y comercio internacional. También arremetió contra las ciencias ambientales y sustentabilidad por tener “un enfoque muy privatizador”.

¿De verdad no ve que el cambio climático nos obliga a poner a las mejores mentes de nuestro país a encontrar soluciones que nos den energías más limpias, sistemas de producción más amigables con el medio ambiente y hasta mejores estrategias de riego, para tener cosechas más rentables?  

La 4T se ha distinguido por hacerle el “fuchi” a todo lo que tenga una base científica y eso nos está arrastrando a una caverna, como en el mito de Platón.  

El problema es que este sistema de gobierno algún día se irá, esperemos en el 2024, pero los daños, el rezago educativo y científico se quedará en México.  

Ya bastantes problemas tendremos con las generaciones futuras que han tenido que pasar dos años aprendiendo entre clases en línea, híbridas y presenciales, como para sumarles un nuevo adoctrinamiento en el posgrado.  

Y esto me lleva a preguntarme, ¿cuáles serán los programas de estudio aprobados?, ¿Venezuela y Cuba, dos modelos de gobierno a seguir? o, ¿cómo obtener otros datos para rebatir el incremento de homicidios dolosos en el país y la caída económica de México?

Lo dicho, la 4T es un riesgo para México.  

Si continuamos permitiendo que el adoctrinamiento político se mezcle con los programas educativos el rezago en nuestros niños y jóvenes será el mayor de toda Latinoamérica. ¿Eso es lo que queremos