Nuevos tiempos políticos que demuestran que lo que antes era considerado por quienes hoy gobiernan como “piso disparejo” o como una “elección de Estado”, olvidándose de ello, lo repiten, no solo al interior de su partido gobernante y en contra de su propia militancia por sus procedimientos “democráticos” que no tienen nada de democráticos; como, violando el marco jurídico que ellos mismos propusieron entonces y al inicio de este gobierno federal.
Apertura de corcholatas. Mítines de respaldo en entidades que tendrán elecciones el próximo año. Actos anticipados de campaña, espectaculares, impresos, obsequios, uso de programas sociales en todo el país, acarreos y todo tipo de expresiones realizadas fuera de la etapa de campañas políticas, todo, violatorio de la Constitución y de las normas electorales.
Para el partido oficial Morena, para el presidente de la república, para el gobernador del estado, la sucesión de presidente y de titular del Ejecutivo estatal, ha iniciado.
En el caso federal, el mismo presidente ha ido abriendo una a una sus corcholatas, como él mismo las nombró y designó. En el caso de la entidad “invitando” a que se “destapen”.
Y la ciudadanía e incluso muchos/as de quienes aspiran a estos cargos, rehenes de este juego violatorio de la ley.
Sin duda, vivimos una nueva forma de hacer política.
En medio de todo esto, una grave problemática económica en el país, traducida en una muy alta inflación y un nulo crecimiento, escasez, carestía.
Un altísimo nivel de inseguridad que dio cauce al llamado que el fin de semana hizo la iglesia católica, a través de la Conferencia del Episcopado Mexicano, para celebrar una jornada por la paz en todo el país, ante la violencia desbordada de asesinatos y desapariciones de personas, y después de que el gobierno ignoró sus llamados para cambiar la fallida estrategia de seguridad, visibilizando la impunidad que se vive en México y convocando al gobierno federal a asumir sus responsabilidades.
Como sucede en todo desde hace más de tres años, la historia se repite una vez más: se echan culpas a los anteriores, se polariza, se divide, se acusa, se señala, se desvía la atención de la problemática real.
Por ello recordé una reciente lectura de un libro escrito por Ann Applebaum: El ocaso de la democracia -que me hicieron favor de recomendar- en el que la autora va exponiendo una serie de reflexiones sobre el asedio que viven las democracias liberales y el auge del autoritarismo, y que en su última parte refiere un ensayo de Ignazio Silone: La elección de los camaradas, en el que trataba de explicar -entre otras cosas- el por qué seguía en política y creía que valía la pena seguir luchando, “no porque hubiera una sociedad perfecta que construir, sino porque la apatía era insensibilizadora y adormecedora, destruía el alma.”
De ahí que precisaba “evitar caer de nuevo en las tentaciones que ofrecen las diferentes formas de autoritarismo”, ya que “dividen, polarizan y separan a las personas en bandos enfrentados”, por lo que “combatirlos requiere nuevas coaliciones”. Lo único que podemos hacer es “elegir con mucho cuidado a nuestro amigos y aliados porque solo juntos podemos (…) luchar contra las mentiras y los mentirosos”, juntos para que conceptos mal interpretados como el de liberalismo vuelvan a significar algo; “juntos, podemos repensar cómo debería ser la democracia en la era digital”.
Momentos muy delicados vivimos en estos nuevos tiempos políticos, en los que la violación permanente a la Constitución y a las normas jurídicas, es la constante.