Quienes andan quedando como verdaderas marionetas, son los ambulantes del Centro Histórico de esta Puebla cemitera, pos nomás están en el fuego cruzado con líderes charros que patalean porque se están quedando sin la marmaja en sus bolsillos.
Así como lo leen, mis valedores, y es que por más que insisten en regresar a las calles, todos los días se ve a los dirigentes montados en la angustia de quedarse sin la feria pa’ mover sus intereses personales.
Eso sí, nomás se la pasan venadeando a los tiras municipales en espera que se les duerma la liebre, pa’ expandirse como verdadera plaga, ora sí que a costa de quien fuera y como fuera.
Lo malo pa’ los ambulantes es que de a poco van estirando la liga con el Charlie Hall, y por más presión que con que le anden jugando, lo cierto, banda, es que llevan todas las de perder.
Pos de entrada, el ayuntamiento capitalino le fue apretando las tuercas al ambulantaje desde el inicio del gobierno, lo malo pa’ los informales fue creerse los “chuchos cuereros” y amagar con negociar a la antigüita.
O, ¿qué, mis valedores, a poco no era justo que ya les fueran pintando la raya a los fayuqueros?
Nel, mis carnales, a nadie se le olvidan los desmanes, amenazas, acoso, robos, y toda la bola de crímenes que toleran los mismos ambulantes, sin dejar que la autoridad haga su chamba.
Es más, con todo el negro historial que acarrean los informales, la Netflix, ¿quién carajos les creerá su “buena voluntad” de diálogo, cuando de gandallas no bajan?
Y si no, banda, de plano los fayuqueros solitos se han ido empinando pa’ un hoyo negro, donde sus caprichos tienen las horas contadas, pos quién se va a echar el torito de meter las manos al fuego por ellos.
Por lo mientras, o los ambulantes dejan de ser “abogados del Diablo” y se abren de dirigentes chafas que sólo lo explotan, o estarán condenados a echarse caídas lejos, muy lejos del cuadrilátero.
Pos una cosa es cierta, mis carnales, desde las entrañas del Charlie Hall no cambiará la estrategia contra los ambulantes, aunque sigan tirándose al piso con marchas improvisadas.
Ahí en tanto, mi chismoso fayuquero ya rajó canela que si algo anda torciendo a los informales, es que a diario dejan de caerles montones de feria que cobran como “cuotas”.
¿De cuánta lana se tratará, que los propios líderes le apostaron al desgaste pa’ no privarse de sus lujitos y ganarse el regreso a las calles?
Es más, mis valedores, aunque la Netflix a los ambulantes se les acabó la cuerda y se quedarán “chiflando tras lomita”, habrá que estar pendientes hasta dónde prolongan su agonía y se dejan caer al averno, pos de plano por tantita dignidad.
¿O me equivoco?