A lo largo de estos tres años de la administración, en el gabinete de Miguel Barbosa existen personajes con diferentes estilos de trabajo y cuyos contrastes colocan a algunos en el cuadro de honor y a una en particular en el rincón de los castigados.
Vayamos a los dos principales polos: por un lado tenemos al secretario de salud que ha realizado un intenso y silencioso trabajo en su dependencia y por otro, a la encargada de la cartera de transporte.
Ya lo hemos comentado en varias ocasiones, el doctor José Antonio Martínez lo mismo corre maratones, que aparece en las mañaneras informando puntualmente, que vacunando personalmente contra la Covid.
Justamente el tema de la pandemia y la manera en cómo se gestionó y se gestiona la misma es la mejor carta de presentación de Martínez, su trabajo pues.
En contraste tenemos a una secretaria que por más que se le den herramientas para alcanzar los objetivos, no logra poner en orden a la mafia de los transportistas.
Sabemos que el reto de romper con años de malas prácticas es enorme, pero eso lo conocía ella desde que le ofrecieron el cargo y aceptó.
Desde el 12 de abril de 2021, Elsa Bracamonte comenzó con un análisis para conocer cómo estaba la Secretaría de Movilidad y Transportes, seguramente en los días o semanas subsecuentes sus asesores le informaron que los taxis pirata, la falta de unidades en las primeras o últimas horas del día y hasta lo encimado que están algunos derroteros fueron parte del diagnóstico.
El aumento de pasaje que aprobó su antecesor se dio con las promesas de toda la vida, que se renovarían las unidades, que ahora sí los choferes manejarían con prudencia y que se le garantizaría a los usuarios del transporte público que podrían viajar con seguridad.
El costo del pasaje se autorizó desde el 12 de octubre de 2019 y 22 meses después las quejas por el servicio son las mismas.
Utilizar el transporte público es sinónimo de viajar con la zozobra de no saber si llegarás a tu destino sin ser asaltado o lesionado en algún accidente.
Y a pesar de tener estos datos a la mano, y muchos más, la titular de la Secretaría de Movilidad y Transportes sigue sin tomar acciones visibles que reflejen el espíritu de un gobierno que piensa y siente como la gente.
Así las cosas, en estos tres años, tenemos casos como el de salud y varias dependencias más, en donde las sustituciones han sido para mejorar y uno muy en particular en el que el relevo no resultó una solución.
Morena perdió la calculadora
Han pasado más de dos días enteros desde que los militantes de Morena Puebla depositaron sus votos para conformar el nuevo Consejo Estatal.
Casi tres días desde que la quema de boletas y el robo de papelería en Tehuacán obligó a cancelar la elección en ese distrito y aún no existen datos oficiales de Morena que nos permitan saber cuántas personas votaron, quiénes son los ganadores y si se repetirá la elección en Tehuacán.
Y aún así, Morena y su líder “moral” —Andrés Manuel López Obrador—, buscarán a toda costa aprobar una Reforma Electoral que entre otras cosas pide que desaparezca el INE.
Este proceso interno nos demostró que el Movimiento Regeneración Nacional está muy lejos de comportarse como una institución seria y mucho más aún de respetar la democracia.
Si no son capaces de realizar un proceso interno con transparencia y que dé certeza a sus propios militantes, no quiero ni imaginarme cuántos días tardarían para reconocerle a la oposición una eventual derrota.
Hoy más que nunca, es vital para nuestra incipiente democracia la subsistencia del INE.