Acarrear, según el diccionario de la lengua española, significa transportar de cualquier manera mercancías, personas o cosas.
Pero en política, todo mundo sabe que el acarreo se da para transportar personas que no saben a lo que van, pero que en el pasado servían para llenar mítines como una demostración de fuerza del candidato y su partido y que ahora, sirven para llenar eventos de auto destape a una candidatura, aunque sea el evento disfrazado de informe de gestión.
Muchos creímos que esas viejas prácticas de lo peor del partido hegemónico, utilizadas en las décadas de los ochenta, los noventa y durante la primera década del siglo XXI, se habían ido para siempre como constante política de ofensa al ser humano.
Además de ser amenazados previamente de que iban a perder su trabajo (los que lo tenían), en caso de no presentarse, y los que no trabajaban en dependencias gubernamentales, mostraban su total desconocimiento del evento al que iban a asistir.
Había quién, listas en mano, hacía el trabajo sucio de pasar lista de presentes y el conteo de estos, para que, a cambio de su asistencia, se les otorgara una torta, una manzana y un refresco de envase plástico.
Los reporteros más atrevidos de ese entonces se preguntaban lo que ahora se preguntan los ciudadanos, de donde salía el dinero para pagar las tortas, las manzanas, los refrescos y por supuesto, los camiones, las peceras y las combis utilizadas.
Hoy nos podemos hacer la misma pregunta, a propósito del acarreo descarado que se vio el sábado pasado, en el evento del supuesto informe del coordinador de los diputados de morena en San Lázaro, porque además, hay testimonios de que se les entregaron, además, 150 pesos por persona.
Largas filas de autobuses, peceras y combis interrumpieron la fluidez del tráfico en la recta a Cholula, molestando a las y los poblanos que circulábamos por ahí.
No escribiré sobre el evento político, pero al margen de la ofensa que significa para las personas el acarrearlas para no saber a dónde van, o amenazar a trabajadores de diferentes municipios para “hacer bola”, estoy convencido que, en política, lo primero que se debe respetar es la eminente dignidad de la persona humana, y eso, no sucedió el sábado pasado en el evento de uno de los que quiere gobernar a los poblanos.
¿Se habrá enterado que muchas más personas se enteraron por redes sociales del descarado acarreo que se efectuó, que el número de personas acarreadas que asistieron al evento?
Hay nuevas formas de hacer política, pero parece que no se han enterado y prefieren seguir en el pasado, su pasado, ese pasado que los persigue inexorablemente.