La semana pasada Brasil celebró elecciones, decidiendo en las urnas al presidente, vicepresidente, el congreso nacional y un tercio de los senadores, además de gobernadores, vicegobernadores y sus asambleas legislativas. Échele que su padrón electoral es de más de 150 millones y que es obligatorio votar –si no te multan con el equivalente a un dólar– para imaginar un caos democrático. 

Sin embargo, dos horas después de cerrar casillas el Tribunal Electoral brasilero ya había escrutado 9 de cada 10 votos. ¿Cómo le hicieron? En buena parte gracias a las urnas electrónicas

Uno de los temas más encendidos de la política mexicana es la reforma electoral de AMLO y la bancada morenista. Entre las propuestas, que incluye propuestas como la eliminación de 200 diputados, elecciones vía listas y una reestructuración total del INE, existe una reserva para “aprovechar las tecnologías de la información para facilitar la participación electoral”. O sea, incorporar el voto digital a la democracia nacional

La jugada presidencial más espectacular sería cristalizar el voto mexicano desde Estados Unidos. Recuerde que es un botín de 25-30 millones de posibles votantes; el padrón más grande del país –EDOMEX– apenas llega a 12.5. Concretarlo presentaría enormes problemas logísticos, aunque el voto electrónico lo ayudaría a cuajar

No obstante, tal y como se mencionó en esta columna en mayo –cuando comenzó a circular la discusión–, el voto electrónico es un terrible planteamiento para cualquier democracia. Por supuesto queremos una democracia ágil y austera, pero anonimidad y confianza no van bien con estas soluciones digitales

Vulnerar un sistema digital necesita una sola línea de código malicioso para demoler unas elecciones, mientras que uno análogo –papeletas electorales pues– es altamente resistente a manipulaciones. Podrá haber urnas embarazadas, compra de votos o difuntos votando, pero escalar un ataque así para cambiar unas elecciones nacionales es altamente complicado

La reforma contempla mecanismos de certificación, autenticación y encriptación para brindar certeza”, pero a veces el universo complota en nuestra contra. Literal y figurativamente

En 2003 Bélgica probaba el voto digital para sus elecciones federales, pero una candidata obtuvo 4,096 votos extras, detectados porque la suma total rebasó el padrón local. ¿Fraude, error o hackeo? Ninguna, la culpa fue de un rasho cósmico

Existen en el espacio sideral minúsculas partículas con enorme energía, viajando casi a la velocidad de la luz. Sus efectos son imperceptibles para nuestras vidas cotidianas, aunque causan grandes problemas para las computadoras en el muy improbable caso de ser alcanzadas por ellas.  

Los microprocesadores –chips– trabajan con 1s y 0s, que son registrados gracias a la posición de cargas eléctricas. Una de estas posiciones fue golpeada por una partícula cósmica, cambiando un uno a un cero, materializando del aire más de cuatro mil votos. Para algunas cosas a la antigüita se está mejor