La reciente aprehensión y ahora vinculación a proceso del expresidente municipal de Ciudad Serdán, Juan N. ha prendido las alarmas a sus cercanos, amigos y compañeros de partido.
Pero sobre todo a una lista de priístas que fueron alcaldes en su mismo periodo, quienes tienen sendas auditorias que no les salieron nada claras.
Incluso, no se han aprobado algunas de sus cuentas públicas.
Y es que Juan N. es parte de un grupo de ediles que se ostentaban como la nueva generación que iba a cambiar al Partido Revolucionario Institucional (PRI) como llegó la camada de Enrique Peña Nieto.
En este grupo de noveles priístas o el “clan del nuevo PRI”, se encuentra el ahora presidente estatal del PRI, Néstor Camarillo, quien fue alcalde de Quecholac; Hermelinda o Meli Macoto, en Coronango y Juan Enrique Rivera en Chignahuapan.
Asimismo, David Huerta, de Tepeaca y Rafael Ramos, de los Reyes de Juárez, quienes se dice que ya muy lejitos de Puebla preparan amparos, por eso de las cochinas dudas.
Este último, se sabe que aún tiene cuentas pendientes de su gestión durante el periodo de 2014-2018, y un amparo para no ser sancionado o procesado por un supuesto desvío de más de 500 millones de pesos.
En tanto, Néstor, aún tiene pendiente con la Auditoría Superior del Estado, por su cuenta pública del último año de gestión en la presidencia Municipal de Quecholac, en el mismo periodo.
Su gestión fue señalada de presuntos actos de corrupción y protección a los cárteles del huachicol.
También, casualmente, en los 4 años 8 meses que estuvieron en sus cargos, tiempos morenovallistas, en sus demarcaciones se dispararon los índices delictivos, pero sobre todo el de robo de ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex)
El huachicol pasó a dominar sus zonas, a excepción de Chignahuapan y Coronango, donde los problemas fueron otros.
Ahora, quienes se puede decir que andan medio tranquilos, son Néstor Camarillo y Enrique Rivera, pero no por tener las cuentas claras, sino a que gracias a sus diputaciones se han blindado a cualquier susto.
Por eso, ambos se dicen blindados por su diputación.
¿Será?
Quienes no lo andan tanto, es por ejemplo Meli Macoto, quien hasta una residencia a todo lujo estrenó en su municipio, uno de los más pobres de Puebla.
Incluso la enorme casa que contrasta con la realidad de miles de sus vecinos, fue bendecida en su momento por el arzobispo Víctor Sánchez y hasta transmitió en vivo en Facebook, para presumirla, “como Dios manda”.
En tanto, Juan N. ya le fue dictada su vinculación a proceso.
Ahora, dicen que lo demás es cosa de tiempo.
Tic Tac.