Habrá que estar bien pilas de cómo se vaya deshilando la madeja, en el multihomicidio que cimbró a esta Puebla cemitera, allá por los rumbos de la junta auxiliar de San Francisco Totimehuacan, el martes por la madrugada.

Y es que por más que se hable un friego de esta verdadera tragedia, lo cierto es que se van sumando montones de dudas que no hacen más que echarle sal a la herida, de quienes vieron desmoronarse su fanta.

Así como lo leen, mis valedores, pos de entrada llamó la atención a lo varil que las víctimas fueran baleadas con armas de alto poder, a las afueras de una tiendita en la colonia Santa Clara La Venta.

Cómo no, si mi chismoso banquetero ya rajó canela que la banda estaba inflándole unas caguamas, cuando de la nada fueron atacados sin que les diera chance de esquivar la lluvia de balas.

Es más, tanto fue el ruideral que a varias colonias de distancia se escucharon las ráfagas a todo lo que daban, poniendo en alerta a las familias que ya no sabían si aplicar la “ley fuga” o meterse debajo de las piedras.

Una vez que pasó la tembladera de piernas, resultó que cuatro personas habían sido ultimadas, y en la zona ya investigaban azules municipales y elementos de la Fiscalía camotera.

Y es que entre los primeros reportes se hablaba de un mentado ajuste entre bandas de malandros, por lo que en chinga empezaron a levantar indicios, pa’ dar con los responsables. Por eso mismo, no se descartaba que todo fuera culpa del crimen, por la ejecución tan cobarde, y cómo se pintaron de colores los mentados gatilleros.

Ahí no quedó la cosa, pos de inmediato se supo que las víctimas eran banda originaria de Totimehuacan, que se dedicaban a varios oficios y rondaban entre los 25 y 50 años de edad.

Es más, tanta fue la indignación y el dolor en la zona, que las fantas de las víctimas no tardaron en reclamar las versiones, y aclarar que nel, no eran criminales sino gente de a pie.

Desde vendedores de tamales y atole, albañil y hasta un integrante del Comité de las Fiestas Patronales, como quien dice, afirmaron que no la “bebían ni la derramaban”.

Y es que mientras la Fiscalía camotera le pisa el acelerador pa’ resolver la multiejecución, en Totimehuacan ya no se sienten seguros ni pa’ salir a la tiendita.

Además, todo se puso color de hormiga luego que se confirmara que la banda asesinada no contaba con antecedentes penales, lo que vuelve más misterioso el que hayan sido atacados.

La Netflix, aún le queda un resto de historia al caso y por lo que se ve, todo se puede poner más negro que el Atoyac.

Ahí se las dejo al costo.