¿Usted se imagina que la secretaria y la encargada de ventas de un taller mecánico sean encarceladas por el choque de una camioneta que fue atendida en ese negocio?
Exactamente así de absurdo resulta que los empleados de la empresa Rotor Flight Services de R.L., de C.V., terminaran en prisión tras el helicopterazo del 24 de diciembre de 2018.
Pese a ello, para la SCT y AMLO, el encarcelamiento de quienes fueron empleados de la empresa que daba servicio y mantenimiento a la aeronave de Rafael, fue lo más funcional.
Después de años, ayer uno de los implicados obtuvo su libertad. No es el primer hombre que logra dejar la cárcel y continuar su proceso desde afuera de un penal.
Lo desafortunado es que esta justicia no ha llegado para las dos mujeres implicadas, quienes lejos de avanzar en sus procesos han sufrido el traslado del penal de Huejotzingo al de Ciudad Serdán.
Tanto María Magdalena N, quien ya cumplió dos años de estar recluida, sin sentencia y con graves afectaciones a su salud; como Iris Cristina N, trabajadora del Departamento de Ventas, continúan recluidas sin que la justicia se asome siquiera.
El caso de los Moreno Valle es y ha sido una papa caliente para Andrés Manuel y por eso a su administración le urgió darle carpetazo y lo hizo a través del encarcelamiento de los “presuntos responsables”.
A estas alturas yo repito la pregunta, ¿Es lógico que una encargada de ventas y una secretaria estén presas por la caída del helicóptero donde falleció el exgobernador, la gobernadora Martha Erika y tres personas más?
La respuesta es obvia.
Ojalá que en breve se revisen los expedientes de ambas mujeres que, como ya dije, han sido parte de las presas, que han padecido la desgracia de los recientes traslados masivos -sin ton ni son- al Cereso de Ciudad Serdán.
¿Acaso no es eso lo que se busca con las llamadas acciones afirmativas?, lograr que las mujeres tengan las mismas oportunidades que los hombres, ¿o ésto no es violencia de género?
Encuestas, el cuento chino de Morena
Como si hiciera falta, ayer Mario Delgado encendió la chispa que encenderá la antorcha de la guerra en Morena.
Entre agosto y septiembre, dijo, se realizará una primera encuesta que mida a los y las aspirantes a la Presidencia de la República. Después habrá una segunda ronda, donde sólo participen los que hayan resultado mejor evaluados, para conseguir que antes del 2 de diciembre, el partido de AMLO tenga abanderado para sucederlo.
Hasta ahí todo iría bien, si no fuera porque nos sobran ejemplos de que las mentadas encuestas no son tales. Que se desconocen o inventan a las presuntas firmas demoscópicas y que al final sólo hay un hombre que vota y elige: el mismo que humildemente vive en el Palacio Nacional.