Hay un elemento en nuestros desayunos –y otras comidas– que nos hace destacar en el mundo: huevos. Especialmente la cantidad. México es campeón en el consumo de blanquillos, los números dicen que hasta 409 de ellos consumimos al año.
Ora revueltos a la mexicana, ora con mashaca, ora motuleños. La fantástica diversidad de cocinas en el país nos ofrece oportunidades de disfrutarlos en cientos de maneras. Pero no hay que olvidar la verdadera razón por la que comemos tantos, es la proteína más barata del mercado.
La mentada inflación nos ha encarecido todo, pero alrededor de pollos, gallinas y huevos se cierne una amenaza mayor que ya hemos comentado en este espacio. La influenza aviar H5N1 que ha devastado los inventarios avícolas del mundo y algunos ecosistemas naturales.
Así, tan solo en Estados Unidos casi 60 millones de aves han sido sacrificadas. Hasta ahora. En México el gobierno ha sido cínico, atreviéndose a declarar que no existen focos de infección, dando “por terminados” los brotes en las 13 entidades donde se ha detectado.
Validando como ciertas estas omisiones, solo falta vaya al mercado para observar la escalada de precios que ha impulsado el kilo de huevo hasta la barrera de 60 pesos.
A estas crisis alimentarias el gobierno federal tiene un payaso de las cachetadas designado: Ricardo Sheffield, titular de la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO).
La puntada de esta vez fue decir que “no hay escasez de huevo en México… las gallinas ponen pocos huevos en invierno”.
Esto es una realidad biológica, las gallinas al detectar frío y menos horas de luz reducen su producción, pero la avicultura industrial que rige nuestra alimentación se encuentra altamente especializada para subsanar esto con calentadores, lámparas industriales y otras tecnificaciones.
Pero los energéticos se han disparado en precios, al igual que los alimentos para ganado, ambos causados en buena parte por terribles decisiones federales. Mientras, la especulación avanza viendo la displicencia del gobierno ante una influenza que amenaza con algo más que estropearnos el desayuno.
En días pasados la Organización Mundial de la Salud advirtió el riesgo de que esta H5N1 salte hacia humanos y se vuelva otra crisis a lo COVID-19, puesto que esta gripita aviar ya se movió hacia algunos mamíferos.
El titular de PROFECO terminó su acto con un tremendo pastelazo. Que los precios se estabilizarán en cuanto terminen los fríos, por allá de marzo, y que si encuentra un lugar donde estén vendiendo el huevo muy caro… se vaya a otro donde lo den más barato ¡Splat!
Una gallina tarda entre 24 y 26 horas en producir un huevo dentro de su organismo, por lo que le saldrán fáciles las cuentas que para atender los 409 huevos que consumimos al año cada mexicano, necesitamos más de una gallina dedicada por persona.
Esto, por supuesto, solo es posible en un país de 130 millones mediante una ganadería industrial robusta y bien aceitada, aunque no se sorprenda que pronto se pongan a repartir gallinas de traspatio del bienestar. Mejor ni les demos ideas.