Escribía el artículo de este sábado cuando recibí una noticia que me emocionó en forma profunda: después de una gran estocada, Santiago López-Ortega le cortaba las orejas a su novillo para salir a hombros del Palacio de Vistalegre en Madrid y resultar triunfador de la semifinal del certamen "Kilómetro Cero". La exaltación me hizo suspender el escrito y recordar anécdotas con el novillero tapatío.

Hace cinco años, el 25 de febrero del 2018 viajé con él a la Ciudad de México a que toreara un festival que organizamos para celebrar el octogésimo cumpleaños mi papá, y el septuagésimo quinto de mi padrino Juan. 

La idea había sido de Paloma, mi esposa, quien estaba preocupada por el avance de la demencia senil de su suegro: "Organízale un festejo taurino, quizá sea su último". ¡Qué razón tenía!

Pablo Miramontes, mentor de los niños toreros, siempre soñador y romántico, me propuso anunciar a sus alumnos como "La Cuadrilla Juvenil de Guadalajara".

La calidad y disciplina de los chavales le hacía ilusionarse con que de ahí pudiera salir una figura como la surgida de una cuadrilla similar que a principios del siglo XX formó Saturnino Frutos "Ojitos".

Santiago López-Ortega sorprendió a los asistente de aquel festival en la plaza de Arroyo con unas verónicas de manos bajas, muy templada y ganándole terreno al becerro.

Era un niño de menos de once año, menudito, introvertido, serio y muy piadoso. Al observar su capacidad de introspección a tan pequeña edad, alguien me dijo que ese niño sería sacerdote o torero. Al final, ocurrió esto último... ¡sería torero!

Después de unos años en la Academia Taurina Municipal de Guadalajara se fue a vivir a San Constantino, apoyado por Juan Pablo Corona y para continuar sus lecciones taurinos de la mano de Antonio Bricio. 

Participó en el Centro de Alto Rendimiento Taurino (CART), donde seguía destacando por su disciplina y seriedad. Era el más pequeño de los participantes, de sonrisa tímida y mirada meditabunda. Seguía con su personalidad casi mística, producto de su formación cristiana y su temor de Dios.

De ahí se fue a España a seguirse formando en el Centro Internacional de Alto Rendimiento (CITAR).

El año pasado destacó en varios bolsines para novilleros sin caballos en España. De ahí que se ganó un lugar en este certamen "Kilómetro Cero" que forma parte de la Fiesta del Toro de la Comunidad de Madrid y que organizan la Fundación Toro de Lidia.

La faena de hoy se caracterizó por su desparpajo delante del novillo y por su concepto del temple que lo hizo conectar con los aficionados en el tendido.

Mañana domingo 26 de febrero la gran final en donde se lidiarán reses de Zacarías Moreno y Ginés Bartolomé. ¡Qué Dios te bendiga, Santi y que te reparta suerte!