Como bien cantaba mi Tía Chona, “ahogado el niño, a tapar el pozo”, y es que así merito podría pasar de la noche a la mañana, si es que las autoridades no andan pilas y se ponen ojo chícharo pa’ revisar los polvorines en el estado.
Y es que no hay que ser todo un conocedor pa’ saber el peligro que representa el manejo de la pólvora, pos los cuetes, cuetones y lo que se acumule, apenitas truenan hasta con el respiro del Patitas de Cabra.
Y es que la reciente explosión de un polvorín en la comunidad de Maxtaloya, allá por la zona de Xiutetelco, a la de a Wilbur debe encender las alarmas, por el riesgo inminente.
Pos cómo no, si de buenas a primeras la vida de los chambeadores puede cambiar y sumirlos en la lona o, de plano, dejar deudos sin deberla ni temerla.
La Netflix, se necesitan supervisiones chingonas, que la Sedena, Protección Civil y hasta Bomberos, anden a las vivas pa’ exigir manejos de la merca más seguros, a la altura de la pólvora y no estar cantando victoria que ahora sí no hubo víctimas humanas.
Es más, banda, saber que un simple golpe de calor puede ser la diferencia pa’ que todo se salga de control, aunque se cumpla con el librito y los permisos oficiales.
Y es que mi chismoso castrense ya rajó a su héroe de barrio que el mentado polvorín contaba con las reglas de la Sedena, pa’ fabricar pirotecnia en sus diversas formas.
Como quien dice, operaba con todas las de Doña Justicia y, aún así, terminó yéndose a la tiznada en cuestión de segundos, arrasando todo a su paso.
Se imaginan, mis culebras, ¿si el mentado nego hubiera salido chafa e ilegal?
De ese tamaño la tragedia que nos estaríamos lamentando por no haber actuado a tiempo, y prevenir con peras y manzanas lo que todos ya nos la “yunou”.
Además, pone el “dedo en la llaga” cuando se supo que el polvorín estaba dentro de una casa, y los valedores de rescate y Protección Civil se toparon con bengalas en pleno rayo del Sol y echando humo.
¿Cómo chingaos no iba a terminar tanta imprudencia en una explosión?
Ahí merito es donde se deben aplicar las autoridades de todos los niveles, pos no basta con permisos y registros fríos, nel, banda, urge “meter en cintura” a los artesanos, dueños, operadores y hasta comerciantes.
Pos ya se vio que por sentido común no se les mueve la ardilla y basta con juntarse con puro pazguato pa’ que las tragedias se consumen.
La Netflix, aún hay tiempo pa’ corregir el rumbo y luego no andar haciendo “leña del árbol caído”, que pa’ darse “baños de pureza” y “golpes de pecho”, se pintan solitos.
Ahí se las dejo al costo.