Quien no se cansa de dar puras vergüenzas, y a cada ratito terminar regándola como secre de Movilidad y Transporte, es Elsa Bracamonte González, pos en sus mismísimas narices los chafiretes le aplican la del “arco del triunfo” con todo y banderola.
Y es que la Elsita no termina de estar a la altura de tremenda responsabilidad de meter en cintura, a cuanto tahúr y gandalla se corretean en los peseros, a costa de la vida de los valedores camoteros.
Al contrario, no pierde el chance de cuatropearse de a solapas, nomás por quererse ver como si le capeara a eso de la movilidad y el transporte.
Si no me creen, banda, mi chismoso camionero ya rajó canela que la Elsita no dejó de pararse el cuello en el mentado evento “Nosotras y la movilidad por México: encuentro de mujeres para la Estrategia Nacional de Movilidad y Seguridad Vial 2023-2040”.
Como si la secre le supiera algodón al tema cuando esta Puebla está al borde del colapso transportista por su mentada culpa.
O qué, mis culebras, ¿de qué chingaos puede hablar o presumir la Elsita cuando camiones, combis y peseras, se caen a pedazos, son inservibles, con un costo de parada bien caro, y con choferes que “no la mueven ni aunque la derramen”?
¿A poco estuvo cantando que no se la rifa ni con lo más básico de movilidad, como quien dice, unidades chingonas, seguras, desentonas, mínimo de calidad?
Nel, ya parece que la secre iba a estar haciendo sus tradicionales muecas y miraditas matadoras, como cuando la tuercen con reclamos y preguntas incómodas, de las que mejor aplica la “Ley Fuga”.
Pos cómo, si hay que apantallar al menos en el Tuister pa’ dar el gatazo que se chambea de dientes pa’fuera, a la de a Wilbur no la veremos trepada en el colectivo ensuciándose el tacuche, como todo pasajero.
Y es que por eso mero, ni los supervisores la pelan a la hora de los reclamos, nel, mucho menos los concesionarios que ya se las “yunou” cómo chambea la Elsita, y que no le corren prisas en la dependencia.
Es más, banda, nomás pal’ quemón, mientras la secre anda “bien ocupada”, en las calles de esta Puebla camotera sigue reinando el terror de los cafres, que lo mismo atropellan, chocan o avientan el pesero, nomás porque pueden y nadie los frena.
O qué, ¿no cuenta el atropellado de la Unidad 20 de la Ruta 12; la combi volcada en la zona de Cáritas; o el choque en el Bulevar 5 de Mayo, nomás en cuestión de horas?
Pero pa’ la Elsita lo primero es tirar rostro y, de paso, seguir haciendo que le crezca la nariz.
Ahí se las dejo al costo.