¿México está preparado para ser gobernado por una mujer?, es una pregunta que se repite constantemente en los cafés y plazas, desde la frontera de Tapachula en Chiapas hasta Tijuana, Baja California.
Y es una “inocente” pregunta que refleja las desigualdades entre hombres y mujeres. Acaso alguna vez nos hemos preguntado: ¿Nuestro país está preparado para ser gobernado por un hombre?
No es el único ejemplo de la falta de igualdad y respeto a los derechos de las mujeres.
Apenas el lunes, la presidenta del Tribunal Superior de Justicia, Margarita Gayosso, evitó comprometerse con uno de los sectores más desprotegidos: las mujeres privadas de su libertad.
El 70 por ciento de las presas en Puebla están tras las rejas y llevan años esperando un juicio que las declare culpables y les dicte una sentencia o un fallo que termine con la famosa frase: usted disculpe.
La mayoría de las más de 400 mujeres en Puebla que pasan sus días y noches, alejadas de sus hijos, sin oportunidades para el trabajo o la educación y sin atención médica, pierden más años esperando una sentencia, que los años que la ley les impone como sanción.
Ni hablar de lo imposible que es recuperarle el tiempo a las mujeres que pasaron 5 o 10 años en las mazmorras y al final no hubo elementos para sentenciarlas.
La justicia para hombres y mujeres en México es mala, por decir lo menos, pero la falta de juicios con perspectiva de género termina por agravar las carencias de uno de los sectores más vulnerables.
Este 8-M cuando se reivindicarán las protestas legítimas para sacar de la congeladora las iniciativas que permitan la Interrupción Legal del Embarazo en Puebla y un alto definitivo a la violencia contra las mujeres, debe incluirse también un espacio para aquellas que hoy no pueden apropiarse de las calles.
¿Diputados dejarán #QuePueblaSeaEl12?
Tanto esta legislatura como la pasada han contado con una mayoría morenista, aplastante, pero a pesar de que se dicen de izquierda le han negado a las poblanas el derecho a decidir sobre sus cuerpos.
Iniciativas hay, llamados desde la SCJN también, hasta un Parlamento Abierto en donde se escucharon voces a favor y en contra se realizó. Sólo ha faltado voluntad política, sólo eso.
Algunos diputados dicen que están a favor de la despenalización del aborto, no lo aprueban para evitarse el costo político.
Y quienes tiene en sus manos la reforma a la legislación federal, que no son otros que los diputados federales de Morena, por no ser una reforma constitucional que requiera de las dos terceras partes, seguirán haciendo que la Virgen les habla, porque no están ni estarán dispuestos a cargar con el castigo electoral de quienes se resisten a legislar conforme a la realidad social.
Ellos saben que con el voto de su fracción basta y sobra para derogar los artículos y cambiar la vida de miles de mujeres.
Tristemente, su ideología progresista sólo existe cuando se trata de hacer promesas al aire.
En Morena y sus diputados aplica perfectamente aquella frase, tan vulgar como cierta que reza: “prometer y prometer hasta meter… y una vez metido, olvidar lo prometido”.