Han ido juntos a todos lados desde que nació Morena, no hay una elección definitiva en donde el Partido del Trabajo le haya jugado las contras a su hermanito, pero algo cambió.

No sabemos si por ambición, vulgar o política, pero lo cierto es que el PT alzó la voz y reclamó que – según él- tiene los cuadros suficientes y la presencia necesaria para hacerse de las candidaturas importantes, como la de la presidencia municipal de Puebla.

Los petistas, algunos de ellos chapulines, que lo mismo se han acomodado en uno u otro partido para servir a los intereses de los poderosos en turno, olvidan que para ganar una elección se necesita de candidatos fuertes, de nombres que sean reconocidos por la sociedad.

Y antes de que me digan que en el Movimiento Regeneración Nacional han ganado perfectos desconocidos que salieron de tómbolas, les recuerdo que en 2018 la elección tenía sólo a un mesías en la boleta que arrastró con su ola a todos aquellos que se sumaron a su marca: Morena.

En otras palabras, el berrinche de los petistas puede generar fracturas innecesarias. Si de verdad los soñadores rojos piensan que pueden ganar la alcaldía más importante del estado, deberían recordar cómo Morena fue aplastado en la última elección.

Es cierto que le han aportado algo al movimiento de Andrés Manuel, pero de ninguna manera son “el fiel de la balanza”. Son sólo un partido satélite.

Ahora que Morena también tendría que empezar a cuidar sus palabras. Ningunear a una izquierda que pese a todas las ideotas e incongruencias de AMLO sigue con ellos, no es cualquier cosa.

Son sus más cercanos aliados, quienes comparten ideología y sin ellos una parte importante de los radicales quedarán a la deriva. Está claro que no se sumarán al PAN, pero tampoco apoyarán a que López Obrador retenga los espacios que tiene.

Los verdaderos líderes de ambos partidos, sin duda, pondrán en orden a sus escuincles y les harán ver que sus ambiciones personales podrían estar generando un ruido innecesario en la antesala de la selección de candidatos y definición de coaliciones, para el 2024.

¿Podrán estos diputados entenderlo?

Veremos y diremos.

AMLO defenderá la opacidad

Al inquilino de Palacio Nacional le pareció que un decreto alcanzaría para “blindar” sus obras y mantenerlas en total opacidad, lo mismo carreteras secundarias que proyectos como el Tren Maya o Dos Bocas.

Ayer, en una nueva sesión histórica de la SCJN, los ministros determinaron la invalidez del decreto del 22 de noviembre de 2021, que declaraba las obras federales como “seguridad nacional”.

Más tardaron en festejar en el INAI, que López Obrador en emitir un nuevo decreto en el que nuevamente intentó blindar algunas obras como el Tren Maya, el Corredor Interoceánico y los aeropuertos de Palenque, Tulum y Quintana Roo.

¿Qué esconde, por qué la negativa a que los ciudadanos conozcan cuánto se invierte en sus obras y a quién se le paga con el dinero de nuestros impuestos?

Y luego dice que su gobierno acabó con la corrupción.