Con la novedad que finalmente el charrazo de Leobardo Soto Martínez, cabecilla de la CTM en esta Puebla camotera, terminó por abrir la baraja polaca y consumar abiertamente su traición a las filas del PRI rumbo al 2024.

Y es que lejos de todo empacho y sin remordimiento alguno a su pasado tricolor, el Leo públicamente le acabó por alzar las manoplas al mismísimo Julio Huerta, en su cargada meteórica pa’ amachinarse la candidatura morenista por la casona de El Alto.

Pos cómo no, si entre tantos dimes y diretes, y en medio de la especulación visceral por cantarla sabroso de qué lado de la historia se la jugaría, el Leo junto con su barriada sindical lanzaron sus canicas.

Y de qué manera, mis valedores, pos mientras el PRI cemitero pugnaba porque sus aliados siguieran echando el paro y armar la bola pal’ siguiente año, el charrazo “vendió caro su amor” y, de un plumazo, los mandó al cuerno.

Así como lo leen, mis valedores, pos con toda premeditación y ventaja se fue a refugiar a las entrañas morenistas, ni más ni menos, los enemigos declarados del priísmo aldeano.

Ya que andaba encarrilado, jurarle y perjurarle el respaldo sabanero de toda la base chambeadora en pleno evento público, eso sí, como en los viejos destapes de campaña del expartidazo.

Es más mis culebras, como todo un dinosaurio anquilosado, el Leo se puso de pechito pa’ abrirle el corazón, y hacerle sentir a Julio Huerta que la central obrera ya es como su segundo chante.

Tanto así que pal’ recuerdo quedarán las carcajadas dedicadas y la apretadita de manos que se daban por todo lo alto, como quien se relame de un bocado el pastel ajeno y ya huele a “leña de otro hogar”.

Pero la Netflix, ¿a poco Huerta ya se dejó encantar por el “canto de las sirenas”, que tanto acostumbra el charrazo cuando de jugarle al poder se trata, a costa de los mismos chambeadores?

Si no es de a grapa, banda, pos nomás basta con recordar todos los cuatros que fueron sembrados contra los priístas en pasadas elecciones, o el romance de sombras que se chutó en tiempos del morenovallismo.

O de plano, el reciente coqueteo con los panistas en San Pedro Cholula, cuando operaba el incremento de lanas pal’ sindicato del ayuntamiento.

Y es que mi chismoso morenista ya rajó canela que no faltaron los dizque puristas que no le creen ni un quinto al Leo, pos ya sabe cómo se las juega y “donde traiciones hubo” no faltarán “las puñaladas en la espalda”.

Sin contar, mis valedores, que más que un aliado lo tienen bien topado como todo un alfil derechista y desecho del sindicalismo molero.

¿Será?

Ahí se las dejo al costo.