Si nada catastrófico sucede en los próximos días, Xóchitl Gálvez será la candidata del Frente Amplio por México, para suceder a Andrés Manuel en la Presidencia de la República.

Y lo será porque su única competidora, la senadora priista Beatriz Paredes fue retirada abruptamente por su propio presidente nacional.

Alejandro “Alito” Moreno imitó a Andrés Manuel y le aplicó a su militante la misma receta que López Obrador a su amigo Zoé Robledo, a quien sin miramientos lo bajó de la contienda a la gubernatura de Chiapas en aras de mantener al PVEM como aliado de Morena.

El enojo y la reacción de Beatriz Paredes no se hicieron esperar. La “declaración” enfatiza en la necesidad de conocer la encuesta antes que rendirse, así nada más porque sí.

Sin embargo, renglones más adelante muestra la disciplina de los militantes más fieles del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y reconoce que: “En la construcción democrática, se gana, se pierde, se avanza, se retrocede”.

En pocas palabras, la exgobernadora de Tlaxcala habrá de decidir entre declinar o morir en el intento… he ahí el dilema.

Y bajo esa misma lógica, vendrán las pruebas de disciplina en pirámide descendente.

Seguirán las gubernaturas, las fórmulas al senado, las listas plurinominales, las presidencias municipales y en el último escalón, las plantillas de regidores.

En todas las fórmulas habrá eliminados, muchos de ellos amigos entrañables, pero piezas sacrificables para garantizar el triunfo. Pragmatismo puro.

Tras los sacrificios sólo habrá dos bandos: disciplinados y rebeldes.

Después vendrán los chapulines, la guerra interna, los brazos caídos, las declinaciones, las traiciones y todo lo que cada elección vemos, como muestra innegable de que los políticos están más interesados en mantenerse con un hueso que en el servicio público.

Plenaria de Morena o cómo lucrar con el erario

A finales de esta semana, Morena celebrará su plenaria y entre los temas que atenderán sus diputados federales estará el Presupuesto de Egresos de la Federación 2024 (PEF).

Si bien la distribución del dinero público cada año causa escozor, en esta ocasión será mayor. Morena ha demostrado que vive del clientelismo electoral y que no tendrá empacho en retirar dinero de fondos y partidas importantes con tal de entregarle a AMLO más pesos para que reparta sin ton ni son, a través de sus famosas becas.

El riesgo de esta economía es que el dinero termina diluyéndose y en pocas o casi en ninguna ocasión ese recurso resulta en proyectos productivos que apuntalen el crecimiento de México o al menos el de quienes lo reciben.

Los PEF anteriores han pasado sin ajustes relevantes, así que no es difícil suponer que los morenistas nuevamente utilizarán su aplanadora mayoría para permitirle a Andrés Manuel adueñarse de las finanzas públicas y con ello apuntalar los votos necesarios para mantener a su movimiento en el poder.

¿Volverán a disciplinarse sus huestes o aprobarán ajustes importantes en aras de regresar a sus distritos, municipios o estados, a pedir el voto?

Veremos y diremos.