Vaya chismerío que se generó en el Sindicato “General Ignacio Zaragoza” del Charlie Hall, conocido por todos en la capirucha cemitera como el de las Naranjitas, que hasta a los guamazos, escupitajos y mentadas de madre llegaron.
Así como lo leen, mis valedores, y es que desde hace varios meses los ánimos ya se venían caldeando a lo sabroso, entre quienes exigen cuentas al dirigente Salvador Pérez Xilotl y los paleros de siempre.
Entre tantos dimes y diretes, encontronazos en privado y reclamos en público, a la de a Wilbur tarde o temprano la bomba explotaría revelando parte de las inconformidades.
Pa’ nadie es un secreto que en esta Puebla camotera las Naranjitas son el personal más entrón, chambeador sin descanso y quienes dan la cara pa’ tener la ciudad al tiro, a costa de cuanto marrano ensuciador se topan.
No por nada y teniendo en cuenta el sacrificio de su labor, ganarse el varo día a día cobra más significado, pos el esfuerzo manual está a la altura de cualquier burócrata en el Charlie Hall.
O qué, mis culebras, ¿nomás por ser Naranjitas se les puede cometer la chicanada de hacerles perdedizos los ahorros de varios años, así nomás a la mala y sin consecuencias?
Por eso mismo un grupo de chambeadores se lanzaron a las oficinas del sindicato, pa’ exigir en chinga, cuentas al Chava, pa’ que no se hiciera más rosca y fuera aflojando las lanas a la voz de ya.
Y es que mi chismoso sindical ya rajó canela que grupos de Naranjitas están que se los lleva Pifas, pos no han dejado de exigir al Chava la entrega de sus ahorros que han ido juntando por varios años.
Cómo no, si nomás los han ido mareando sin que tengan respuestas convincentes y chingonas de la dirigencia, por eso mismo es que hartos de tantas chifladeras, se fueron a cantarla directo pa’ exigir sus derechos.
Pos ahí mero fue donde la “puerca torció el rabo”, mis carnales, pos de buenas a primeras, gente de choque arremetió a lo varil contra los inconformes, lanzando chingadazos contra quien se pusiera en frente.
Y a todo esto, propios y extraños se encargaron de lanzarse culpas mutuas, pos la cúpula de charros no se cansó de chillar que todos los reclamos fueron orquestados por cachirules enviados por Israel Pacheco.
Mientras los Naranjitas juraron y perjuraron que los gorilas violentadores eran cercanos del mismísimo Chava, así como sus troles de confianza.
La cosa está que arde en el Sindicato “Ignacio Zaragoza” y, la Netflix, no tiene pa’ cuando terminar con las escaramuzas, y lo que se viene seguro dejará hartos “platos rotos”.
No vaya a ser que el mero ganón sea otro impresentable que nomás está esperando tras las sombras.
Ahí se las dejo al costo.