No hay para dónde hacerse. Si Morena decide que cumplirá el capricho de Andrés Manuel y designa a Claudia Sheinbaum como la ganadora de la encuesta estará firmando su mayor fractura. Si se decantan por Marcelo demostrarán que Xóchitl los tiene contra las cuerdas y que entendieron que con la corcholata consentida llevan las de perder.
No importa quién de los dos termine por ser el pre-precandidato de Morena. El proceso interno ya les pasó factura. La división interna, las acusaciones de fraude, compra de votos, desvío de recursos y trampas, mermarán el valor de quien resulte ganador.
Las acusaciones y los llamados a cuidar los votos, que realmente no son votos, reflejan la falta de confianza en un proceso que diseñó Andrés Manuel para su sucesión y que terminó por descarrilarse en menos de tres meses con la incursión de la senadora Gálvez.
Lo comentábamos ayer en este mismo espacio, el Frente Amplio logró definir a su representante sin destruirse y eso que se trata de tres partidos que han tenido que ceder, sin embargo, Morena ha demostrado que no es capaz de anteponer el bien común y que las imposiciones y las rancias prácticas políticas continúan como su única vía.
Más allá de que el resultado final se de este miércoles o hasta el 10 de septiembre, lo que está claro es que el ganador o la ganadora llegará con más negativos y más desgastada de lo que inició la no campaña hace unos meses.
En resumen, la ideota de violar la ley, adelantar los tiempos y lanzar un proceso interno se volvió un búmeran que hoy está destrozando a Morena desde su núcleo. La mayor batalla de los lopezobradoristas está dentro de sus filas. Y mientras en el Frente, ellos ya comienzan a caminar rumbo al 2024.
Amanda ¿y la certificación?
Nadie se puede decir sorprendido de los problemas que está teniendo la Auditora Superior Amanda Gómez Nava. Desde un inicio se sabía que era una posición del ex gobernador Miguel Barbosa y su equipo para protegerse, sobre todo cuando se veían problemas en la Secretaría de Planeación y Finanzas donde estaba Teresa Castro Corro.
No hay otra manera de explicar que ella haya sido la designada pese al bochornoso video en donde Gómez Nava no pudo responder qué es y cómo se integra la cuenta pública.
Desde su llegada a la Auditoría Superior del Estado (ASE), Amanda se ha encerrado a piedra y lodo en sus oficinas “para que nadie la moleste”.
Quizá la auditora esté tomando alguno de los cursos que se requieren anualmente para que su certificación ante el Instituto Mexicano de Contadores Públicos salga sin problemas.
Recientemente se dijo que el nombre de Amanda Gómez no aparece en las listas anuales del Colegio de Contadores, que carece de un certificado, al menos, desde hace cuatro años.
La ausencia de preparación, la incursión de personal de su confianza, el despido de gente que sí sabía qué era una auditoría y cómo se realiza, ha generado una crisis, entre otras cosas porque no se sabe con certeza cuántas de las sanciones que impuso en su papel de titular de la Función Pública respondían más a venganzas que ha irregularidades detectadas.
Su llegada a la ASE era la crónica de un fracaso anunciado, desde que no supo contestar ¿qué es una cuenta pública? Es tal la gravedad de su ignorancia que se puede equiparar a que un médico no supiera para qué sirve un estetoscopio.
Habremos de preguntarnos si realmente los sujetos obligados ya aprendieron a rendir cuentas o si el desconocimiento ha ocasionado que las cuentas públicas que ha aprobado la ASE recientemente salgan sin muchas observaciones.
Sería sumamente delicado que la falta de capacidad estuviera permitiendo cochupos, corrupciones, desvío de recursos, aviadores, proveedores falsos, obras hechizas o cualquiera de estas linduras.
Por el bien de Puebla y los poblanos urge que los diputados le llamen a rendir cuentas y que de una vez por todas sepamos si puede o no hacerse cargo de tan delicada tarea.
Ni más ni menos.