A diferencia de muchas corcholatas locales que han trabajado en el estado para hacerse notar entre los poblanos, hay dos perfiles que de manera silenciosa, casi invisible, han construido sus fortalezas desde la federación.

Hace unos meses, en enero de este año, era casi impensable que los nombres de Liz Sánchez o Rodrigo Abdala se reconocieran entre los suspirantes reales de Morena a la candidatura a la gubernatura, o como les gusta a ellos llamarlo: la Coordinación de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación.

Ambos funcionarios del Bienestar, ella como secretaria estatal y él como delegado federal fueron pian pianito caminando muchas de las zonas a las que difícilmente accedieron otras corcholatas.

Lo hicieron en fechas establecidas por los programas de apoyo como al inicio de clases o previo al arranque de los ciclos de siembra, pero también estuvieron al frente de la entrega de apoyos sociales en momentos críticos cuando las inclemencias del clima o los desastres naturales se hicieron presentes.

Su participación en proyectos de beneficio e impacto social directo son cartas que a estas alturas de la competencia nadie más puede igualar.

Durante años, ambos personajes trabajaron en el interior del estado, en las comunidades más vulnerables, donde está el voto fuerte de Morena, sin que nadie volteara a verlos ni a cuestionarlos ni a molestarlos, es decir, prácticamente sin negativos.

A ese trabajo silencioso en tierra habrá que sumarle el aprecio del profesor Anaya por Liz Sánchez, así como el cariño de Andrés Manuel por Rodrigo Abdala.

Y es justamente la cercanía con las esferas nacionales, por un lado, y la relación mano a mano que han tenido con muchos poblanos en todo el interior del estado, lo que hoy tiene a ambos exfuncionarios en la puja.

Tanto Liz Sánchez como Rodrigo Abdala cuentan actualmente con posibilidades reales, muchas más de las que otros vivales afirman tener de cara a las encuestas de Morena.

Para qué les alcanzará el capital que hoy poseen y cómo decidirán sus líderes políticos colocarlos, es cosa que en breve conoceremos, sin embargo, su actual incursión en el proceso interno de Morena nos recuerda que la decisión de las corcholatas finalistas tiene una sola ruta y parafraseando el dichotodos los caminos llevan a Palacio Nacional.

Otro 28-S sin solución

Nuevamente las calles se llenaron de pañuelos verdes y pancartas exigiendo el derecho de las mujeres a decidir sobre la maternidad y nuevamente nuestros diputados han quedado a deberle a la sociedad.

El tema de la Interrupción Legal del Embarazo se ha quedado en esta legislatura, como en todas las demás, en el umbral del “ya casi”.

Y si en los meses anteriores las y los diputados se negaron a discutir y votar la iniciativa en el Pleno, pareciera imposible que en este último año, cuando el proceso electoral está en su auge, lo hagan.

Lo que olvidan los legisladores es que más de la mitad de las personas con credencial para votar son mujeres y que la negativa a reconocer los derechos sexuales y reproductivos también tendrán un costo en las urnas.

Sin duda, quienes hoy aspiran a reelegirse, dar el salto a una presidencia municipal, irse a San Lázaro e incluso llegar al Senado de la República, apuestan al olvido de las y los ciudadanos. ¿Les saldrá la jugada?

Veremos y diremos.