Vaya problemón que tiene por delante el Movimiento Ciudadano en esta Puebla camotera, luego que las próximas votaderas del 2024 las habrán de enfrentar de a solapas y con los perfiles propios, claro, que alcancen a amarrar.

Y es que desde las entrañas de la dirigencia estatal, a cargo de Fernando Morales, no han dejado de cantarla derecho: de que con ellos mismos tienen, les alcanza y les sobra, pa’ encarar el 2024 sin rendirle cuentas, nomás que a su conciencia.

Cómo no, si desde lo más alto de la burbuja nacional el latigazo es claro, mis carnales, pos será a piedra y lodo cómo se jueguen la supervivencia polaca y, de paso, el futuro susodicho futuro naranja.

Una cosa es clara, la apuesta no deja de ser un mentado albur, pos como dijera mi Tía Lucha, “en tierra de ciegos, el tuerto es rey”, las alianzas más que una rechiflada moda pa’ jinetear el poder, ponen las cosas en claro.

Si no, cómo entender, banda, que la supervivencia de partidos fuertes y hasta la mentada chiquillada, dependa de cuántos pelos de burra se tienen en la mano.

Y justo es ahí donde los partidos que se resisten a entrarle al chismerío de las coaliciones quedan bailando, a menos que estén al tiro, no le tengan miedo al éxito o, de a perdis, cuenten con la marmaja necesaria pa’ no vender caro su amor.

Pos la Netflix, pa’ nadie es un secreto que el Movimiento Ciudadano no tiene entre sus chances ponerse al “tú por tú” con los morenos o el bloque opositor, como quien dice agarrarse con “Sansón a las patadas”.

Es más, mis culebras, nomás hay que echarle un ojo a los tiempos pa’ darse color que el relojito avanza y se los anda comiendo a lo macizo, y así como van no habrá ni perfiles ni cuadros que hagan “leña del árbol caído”.

Y es que la pregunta es clara, ¿quién otro más que Fernando Morales podría mover las aguas pa’ darle oxígeno a los naranjas?

Ahí de mientras, el mismísimo Fer ya levantó la mano pa’ figurar como carta fuerte rumbo a la casona de El Alto, y deberán ponerse en chinga pa’ ver si recuperan algo y se arman estructuras que medio compitan.

Tendrán que meterle pedal pa’ amarrar cuadros, candidaturas y ponerse al tiro en todos los municipios, echando cuentas que se habrá de renovar toda la baraja polaca.

Ir de a solapa obliga no sólo a ser la “voz cantante”, nel, también exige saber a quiénes se les encargará la chamba de “quemar las naves”.

Tanta es la importancia del 2024 que luego no quedará más que asegurar el registro o perder las canicas en el intento.

Que se encomienden al niño Yuawi.