En “camisa de once varas” es donde terminó por meterse el mentado Instituto Electoral del Estado luego de que no ha podido “meter en cintura” a toda la bola de adelantados que ya tiene sueños húmedos con las elecciones del 2024.

Y es que nomás hay que caminar dos cuadras de esta Puebla cemitera pa' ver cómo al instituto de Blanquita Cruz García no lo respeta ni Dios padre. Nomás basta con darse un roll por cualquier calle, avenida, colonia, mercado o bulevar, pa’ darse color.

Y a todo esto, mis culebras ¿quién debería ponerse al tiro y acabar con todas estas chicanerías y, de paso, exhibir a quienes se están pasando de tueste pa’ toparlos con piedra maciza?

Si le preguntan a su héroe de barrio, a la de a Wilbur el IEE poblano debería ser el primer frente de los guamazos y evitar a toda costa que no se pasen de lanza y esperen los tiempos pa’ definir candidaturas, perfiles y todo lo que se acumule.

Si no, banda, ¿pa’ qué sirve un mentado árbitro electoral si no impone su ley, hace que todos los partidos le entren sabroso a las reglas y obligue que les tiemblen las patitas a los gandules?

Si no es de gratis que los poblanos estén que se los lleva Pifas, si aún no es tiempo de votaderas y abundan las campañas disfrazadas de entrevistas, poscas, portadas de revistas macuarras y panfletos fantasmas.

Eso, sí, con las mentadas jetas de todos los que quieren y ni jalando carretas con mulas podrán, mis valedores.

Y es que pa’ darse un quemón, desde las entrañas del susodicho IEE ya tienen en cuentas 22 quejas por actos anticipados de campaña.

¡Simón, 22 quejas!, y eso que aún no empieza el proceso politiquero en forma.

Ya que andamos encarrilados, ahí no queda la cosa, pos además habrá que treparle otros 33 procesos por violencia política de género, banda, como quien dice, 55 denuncias por gandallas y malacopas.

A todo esto, si ahí están las quejas, ¿pos qué chingaos espera el IEE pa’ meterle turbo y hacer su chamba?

Pos no se trata de “pedirle peras al olmo”, mis valedores, mucho menos exigirle lo imposible, si no ponerse al tiro y cumplir lo que le corresponde como árbitro electoral.

Y es que a este paso, con todo y que presuman empleados temporales, lo cierto es que nomás el IEE queda exhibido su mera lentitud y paso de tortuga famélica.

No vaya a ser que termine resolviendo cuando acaben las elecciones, y sin contar, mis culebras, todo lo que se le acumule por impugnaciones y reclamos en el mero 2024.

¡Vaya fama la que se carga el IEE!

Ahí se las dejo al costo.