La pésima gestión de la pandemia en México fue la muestra más clara y cruel de la nula importancia que Andrés Manuel dio a la salud de los mexicanos.

Antes, el presidente ya había demostrado su desinterés en el tema cuando dejó a los niños sin medicamentos para quimioterapias.

El gobierno de López Obrador, en el rubro de salud, se puede reducir a la falta de médicos, medicinas e insumos; en otras palabras, acabó con el sistema, o como él mismo lo dijo: al diablo con las instituciones.

El exceso de mortalidad en México, así como la drástica disminución de niñas y niños vacunados, son dos muestras más de que el presidente nunca ha priorizado la salud pública.

Su incapacidad llegó al extremo de tener que desaparecer al Insabi, que él mismo propuso. El Instituto de Salud para el Bienestar fue la ocurrencia del inquilino de Palacio Nacional para sustituir al Seguro Popular, al cual acusó de ser un proyecto corrupto; sin embargo, el Insabi fue señalado por compras a sobrecostos y una operatividad ineficiente.

Con estos antecedentes nació la nueva ocurrencia: el IMSS-Bienestar, un proyecto, que en voz de Andrés Manuel podrá funcionar al 100% en marzo del próximo año.

Es decir que los y las mexicanas que carecen de seguridad social pasarán 10 meses en el limbo (entre la extinción del Insabi, en mayo del 2023 y el funcionamiento del IMSS-Bienestar en marzo próximo), sin médicos, sin hospitales, sin estudios y sin medicamentos. ¿Igualito que en Dinamarca?

El proyecto IMSS-Bienestar no tiene pies ni cabeza. Será una carga enorme para los estados, claro disfrazada, y un verdadero calvario para los usuarios de la salud pública, tanto para los derechohabientes del IMSS como para quienes carecen de seguridad social y se incluirán.

El IMSS-Bienestar será la catástrofe de nuestro país, no tiene cómo salir bien librado. Los gobernadores, la mayoría de los que ayer firmaron, lo saben, pero no comen lumbre y firmaron sin protestar.

La firma fue un blindaje para Andrés Manuel para que cuando las cosas revienten y las protestas estallen en las calles y los hospitales, sean los propios gobernadores quienes compartan la responsabilidad del fracaso anunciado.

Nadie duda que los servicios de salud pública en México requerían de mejoras sustanciales para garantizar el derecho, sin embargo, centralizar el servicio y cargar con 53.2 millones de nuevos usuarios a los servicios estatales es un despropósito que justamente terminará por mermar, aún más, el acceso a la salud de los que menos tienen.

Si López Obrador no logró garantizar el derecho a la salud, consignado en la Carta Magna en cinco años, ¿cómo esperan que creamos que lo hará -ahora sí- en cinco meses?

El viernes 13 de Morena

Desde mañana jueves las tensiones crecerán al interior de Morena. En Puebla y en otras ocho entidades se presentarán los resultados de las famosas encuestas de reconocimiento.

Ya se sabe que quienes “ganen” las encuestas no serán, por fuerza, quienes sean postulados por la Comisión Nacional de Electores para pasar a la siguiente encuesta, sin embargo, los resultados sí deberían marcar una ruta clara.

Un día después, justo el viernes 13 de octubre, Morena publicará los nombres de los y las corcholatas que ahora sí, irán a la encuesta definitiva.

Se esperan horas largas para las corcholatas.