Quienes esperaban que ayer terminará el suspenso y las especulaciones para conocer a las y los últimos finalistas de la encuesta definitiva de Morena, se quedaron con las ganas.

El encuentro se realizó en un inmueble de La Paz. Llegaron la mitad de los inscritos: 14 de 27. Algunos de los ausentes denunciaron que no fueron convocados para conocer los resultados que arrojaron los estudios de reconocimiento.

De las preguntas y los resultados poco trascendió. Algunas cifras de un presunto empate técnico, que sí algún “desconocido” habría quedado en tercer sitio, que si alguien que se veía con posibilidades acabó en el sótano… en fin, especulaciones.

El partido de Andrés Manuel, en lugar de transformar y cambiar la manera de hacer política apostó por mantener la opacidad. ¿De verdad era tan importante mantener en secrecía los resultados de las encuestas realizadas?, ¿Cuánto riesgo para la “seguridad nacional” existe en la publicación de esos estudios y los realizados en otras ocho entidades?

En las reglas de Morena, que ya sabemos que cambian con cada amanecer, se estableció que este viernes 13 se revelen los nombres de las y los finalistas. Y a juzgar por la opacidad con la cual se han conducido desde la federación, los últimos seleccionados no serán quienes resultaron mejor calificados en las famosas encuestas, si no aquellos que desde Palacio Nacional hayan sido dictados.

Y para justificar esta imposición (también llamada dedazo) se aventaron una maroma. Entre lo que les mandaron a decir está que en Puebla hay dos punteros, uno de ellos es más conocido que el otro, pero (y ahí viene la machincuepa) se les aclaró en la metodología se precisa que el más conocido no siempre será el más votado.

Es decir, nuevamente llevaron a la práctica sus “otros datos” bajo el eufemismo de la “ponderación”.

Y para esto, la gente que acompañó a Álvaro Bracamonte, secretario técnico de Morena, puso como ejemplo a los 14 aspirantes de Perú, donde Alberto Fujimori era el menos conocido, pero también quien tenía menos negativos.

Se insistió en que había que diferenciar entre una encuesta de reconocimiento y una de intención al voto, claro si ves bardas pintadas, lonas, y en tu calle avientan la publicidad, lógico que te van a conocer, pero si ya se hace la encuesta completa con la pregunta ¿votaría por él?, los resultados pueden variar.

Así las cosas, hasta la noche de ayer todo era incertidumbre, nuevamente regresamos sobre ese punto que tanto hemos señalado, no hay nada para nadie, todos tienen 50% de posibilidades de ganar y 50% de perder.

Y aunque desde inicios de la semana Mario Delgado incluyó a Alejandro Armenta, Rodrigo Abdala y Claudia Rivera Vivanco, lo cierto es que será hasta que se publiquen los nombres cuando puedan darse por incluidos.

En Morena sí que aplican el refrán: del plato a la boca se cae la sopa.  

¿Confirmarán a esos siete, serán otros nombres, serán 8 finalistas?

En unas horas más, veremos y diremos.