Como verdadero payaso de las cachetadas terminó quedando quien fuera secretario de Cultura en esta Puebla cemitera, Sergio Vergara Berdejo, luego de ser exhibido por mentiroso en el mentado tema de los chips pa’ obras de arte.
Y es que luego de tantos dimes y diretes, chismes de vecindad y palabrerías por fin se terminó revelando que los cascajitos que tanto presumía el Sergio, nomás eran puro argüende.
Cómo no, si el actual mandamás de Cultura, Enrique Glockner Corte, ya cantó sabroso y acabó echando por tierra la compra de los chips que serían colocados en el acervo de los museos poblanos.
Como quien dice, todo se quedó en puras mentiras, banda, pos a la de a Wilbur no hubo contratación de estos aparatejos, mucho menos fueron encontrados o, de plano, ya puestos en las obras de arte.
Así como van las cosas, ya se está armando todo un expediente, pa’ que esté documentado cómo se las gastaban en los tiempos del Sergio.
Pero ahí no queda la cosa, mi manada, pos mi chismoso cultural soltó que el desglose de la entrega-recepción, se está cocinando a fuego lento, suavena pal’ arroz y apartando cualquier tufo a podrido. Por eso merengues, no se están dejando llevar por la calentura del momento, pa’ tener los pelos de la burra en las manos y amarrar los posibles chanchullos, como se debe.
Es más, tanto así que lo único que se acabó comprando en tiempos del Sergio, fue un sistema de seguridad, pero nel, nada de rechiflados chips ni nada parecido.
Ya que andamos en esas, ya en octubre de 2021, el Sergio juraba y perjuraba que avanzaba al 5% la mentada puesta de chips a unas 56 mil piezas, y que cada uno costaba 30 morlacos.
Luego, pa’ diciembre se le hizo engrudo la cuenta y cantó era el 3% de avance, y como pos iban a paso de tortuga sería hasta el 2023 cuando acabaría la instalación.
¿Cuánta lana habrá costado el fregado chistecito?
La pregunta de si el Sergio es o se hizo, respóndanla ustedes.
Aréchiga y la sonrisa del Diablo
Quien terminó apareciendo como mago sin chistera, fue Guillermo Aréchiga, exsecretario de Movilidad, quien fintó con lanzarse contra la banda que lo mandó tras las rejas.
Mientras el Memo clama su venganza, comenzó a mover las aguas cemiteras, rumbo al 2024.
Cómo no, si entre los rincones oscuros del SNTE, sus viejas huestes ya comenzaron a preguntarse de qué lado jugará el Memo, y si habrá de cobrar viejos favores por votos constantes y sonantes.
Conste, banda, como dice mi Tía Lucha, en polaca “forma es fondo” y las coincidencias son la sonrisa del Diablo.
Ahí se las dejo al costo.