A la masacre de Texcaltitlán, en el Estado de México, se sumó una nueva ola de violencia, ahora en Michoacán, que dejó paralizados los municipios de Sahuayo, Jiquilpan, Nueva Italia, Múgica y Villamar, este fin de semana.

El saldo de personas muertas por los enfrentamientos en Michoacán aún no es oficial, al igual que en Texcaltitlán se estima que la cifra será de una docena, al menos.

Los abrazos no balazos, que tanto promueve Andrés Manuel en sus Mañaneras continúan cobrando vidas en Guanajuato, en el Estado de México, en Michoacán, en Guerrero y en general en todo el país.

La política de abrazos al crimen organizado y la inoperancia de la Guardia Nacional son un cóctel mortal que ha generado que el número de homicidios violentos en el sexenio de AMLO sea mayor al que se registró en las administraciones de Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón… con todo y su infértil lucha contra el narcotráfico.

La frase de que “México vive sus peores días en materia de inseguridad” se repite una y otra vez, cada mes, cada ocasión en que una nueva masacre o tragedia nos obliga a olvidar y a enterrar la anterior.

Tanto así que la indignación que causó la desaparición de cinco jóvenes en Lagos de Moreno, en agosto pasado, se ha desvanecido pese a que están por cumplirse cuatro meses sin rastro de Uriel, Dante, Diego, Jaime y Roberto.

Para estas víctimas, para muchas más, no hay una sola condolencia, una actitud que contrasta con el mensaje que ayer replicó, al menos cuatro veces, Jenaro Villamil, presidente del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano (SPR).

En el mensaje compartido en “X” (antes Twitter) Villamil apostilló: “Fallece a los 94 años Consuelo Loera, madre de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera. Mujer sencilla, de Sinaloa, que siempre negó públicamente fuera el jefe del cártel más poderoso del narcotráfico en México, a pesar de los cientos de muertos provocados por la guerra de las drogas”.

Más allá de que oficialmente un funcionario de tan alto nivel reconozca que El Chapo es “el jefe del cártel más poderoso del narcotráfico en México”, el mensaje resultó una especie de sentidas condolencias para los deudos de Consuelo Loera.

¿Por qué ese trato tan diferenciado, por qué abonar a los señalamientos de presunta tolerancia?

Hagan sus apuestas, pero dudo que este lunes en La Mañanera, Andrés Manuel se tome unos minutos para lamentar el asesinato de las 11 personas en el Estado de México o los, aún, incontables ejecutados en Michoacán.

Blanca Lilia y el INAI

Blanca Lilia Ibarra dejó ayer la presidencia del INAI. Su encomienda estuvo marcada por los embates del poder. Su administración, al igual que cuando estuvo al frente del instituto de transparencia en Puebla, en los años del morenovallismo, transitó con los vientos en contra del Poder Ejecutivo.

Y salió avante.

Al concluir su encomienda, Ibarra Cadena continuará en el INAI, el Instituto que logró que la SCJN le permitiera sesionar incluso con la ausencia de tres comisionados, que el Senado, por órdenes de López Obrador, no ha designado.

La estafeta de la presidencia del INAI quedó en manos del comisionado, Adrián Alcalá. Esperemos que mantenga en resistencia, como lo hizo Blanca Lilia, a uno de los pocos contrapesos que aún quedan.